Cartel anunciador. |
Hola
a todos. El mes está resultando más bien feo y, además, nos están
cambiando la instalación eléctrica, así que ni el ánimo ni los
medios han sido los adecuados. No os preocupéis, que ya hemos
vuelto.
Total,
que ayer, después de mucho tiempo, ¡volvimos al cine! ¡Ni los más
viejos del lugar...!
Vimos Zootrópolis,
y os la comento brevemente para vuestra información y efectos
oportunos.
Lo
primero, como ya es habitual, es mandar un saludo a los traductores
de títulos.
La
peli, en original, se llama Zootopia.
Una
utopía y una metrópolis no son lo mismo, así que no me explico por
qué han cambiado el título, perdiendo entonces parte del mensaje.
En
cuestión de inescrutabilidad, primero está la voluntad de Dios,
pero justo después, las decisiones de los traductores.
Mandado
el recado me centro un poco. La película es, como sin duda sabéis,
la última de la factoría Disney y está ambientada en un mundo que
hará las delicias de los más furries de entre
vosotros.
Una
joven coneja rural sueña con ser policía en la fabulosa
Zootrópolis, donde todos los seres viven juntos en armonía y
cualquiera puede ser lo que quiere ser si se esfuerza en ello (algo
así como la utopía del sueño americano).
En
este punto (cinco minutos de película) parece que la historia va a
girar en torno a aquello de perseguir tus sueños y creer en ti
mismo.
Error,
a los diez minutos la señorita Hopps (Judy) ya es agente de policía
de Zootrópolis, y se da cuenta de que ni el trabajo, ni la gente,
son tan fantásticos como ella soñaba.
¿Se
amilana? ¡No! ¿Se rinde? ¡No, que se acabaría la película
enseguida! Lucha y lucha hasta que consigue que le asignen un caso de
desaparición, para cuya investigación reclutará a Nick Wilde, un
zorro, artista del timo, que hará de contradictoria pareja de
nuestra idealista conejita.
Así
pues, tenemos una buddie movie en toda regla, con la
tensión inicial entre los dos polos opuestos que, evidentemente,
acabará siendo el comienzo de una hermosa amistad.
Nuestros protagonistas. |
Puestos
en contexto seguro que os estáis preguntando si la película está
bien. En mi opinión, mucho. Igual no es una obra maestra, pero es
interesante, divertida y tiene mensaje.
"¡Cariño,
coge a los niños, que nos vamos al cine!". Aquí es donde yo os
diría: "¡Para los caballos, Messala!".
El
caso es que me pareció una película más juvenil que infantil. Ojo,
es Disney y, evidentemente, no le va a hacer daño a los más
pequeños. Tiene animalitos que hablan y colores por doquier (la
verdad es que es muy bonita de ver y la ciudad es muy imaginativa),
pero también hay algo de acción y una persecución que igual da
algo de mal rollo (os remito a la guía de la IMDB para más
detalles) y además, y es esto es interesante, la historia no está
dirigida a los más pequeños.
Habla
de los prejuicios, del racismo/xenofobia, y es conveniente tener en
mente los recientes disturbios por cuestiones raciales en distintas
ciudades estadounidenses (o incluso la situación religiosa actual,
aunque no hagan mención de ningún tema religioso en la película y
pueda ser más una asociación de ideas por mi parte), es conveniente
haber visto El padrino, es conveniente tener
edad de ver el potencial cómico de la maestra de yoga de una colonia
nudista (y el consiguiente sonrojo de nuestra agente) o de reírse de
la lentitud de la burocracia, y es conveniente, y nunca creí
que diría eso hablando de Disney, saber lo que es Guantánamo.
Entonces
le sacaréis todo el partido a la historia.
Sólo
por poner otro ejemplo, no vi el personaje secundario dirigido
especialmente al público infantil (llámese Olaf, Timón &
Pumba, etc.).
Tranquilos,
no es Chinatown,
huelga
decirlo,
pero sí que sigue la línea de Disney de hacer historias menos ñoñas
y más del siglo XXI.
La
parte noir
no es perfecta pero es perfectamente aceptable, la comedia funciona
muy bien y el mensaje es claro, contundente y sorprendentemente
maduro y actual. El conjunto me pareció muy bueno y os la recomiendo
sin reservas.
Hasta
la próxima, que esperemos que no tarde tanto.