viernes, 28 de abril de 2017

Más allá de la Dragonlance

No, si molar, mola, pero puede haber vida más allá.

Hola a todos. El otro día un amigo me comentó que estaba un poco de bajón con la literatura medieval fantástica porque todo le parecía más o menos igual, con las honrosas excepciones de ‘A Song of Ice and Fire’ y ‘The Kingkiller Chronicle’; claro que los ejemplos que salieron a la palestra fueron ‘Forgotten Realms’ y ‘Dragonlance’ que son alta fantasía de corte más bien juvenil así que entiendo por qué todo parece tener un patrón preestablecido (¡Se ha levantado la Diosa de las Cosas Feas! ¡Busquemos la Espada-Que-Todo-Lo-Corta y el Hechizo-Que-Todo-Lo-Puede para derrotarla!1).

Voy a hacer una pequeña lista de libros que haya leído y que no encajen en el perfil mencionado por si a alguien le sirve de algo. Ah, no están en ningún orden en concreto.
Etiquetar esto como investigación es darme más mérito del que toca porque, al fin y al cabo, no me he puesto a investigar nada y tiro de memoria, aunque mi esfuerzo me llevó leerlos…
Os dejos unos enlaces para que hagáis vuestro propio Wikiattack!

· Conan, the Barbarian (Robert E. Howard et al.): aunque es un género muy clásico, la espada y brujería no tiene mucho que ver con la alta-fantasía-sólo-un-10%-de-humanos-en-el-mundo. Conan es bastante más interesante que el bárbaro descerebrado que igual os ha llegado de la cultura popular. No es que sean demasiado complejos pero para nada despreciables. Igualmente divertidas son las aventuras de Solomon Kane, del mismo autor. En ninguno de los dos casos hagáis mucho caso a las películas (sólo la de Milius está bien).

No os perdáis el aspecto de Conan y Belit en la época...

· Fafhrd and the Gray Mouser (Fritz Leiber): otra serie de historias acerca de dos aventureros de espada y brujería, posiblemente más humanos que Conan, pero no menos interesantes.

Hay un cierto estilo buddy movie.

· The Eternal Champion (Michael Moorcock): un poco extraño porque hay mucha filosofía acerca del equilibrio cósmico entre la Ley y el Caos y los distintos planos del Multiverso. Además el Campeón Eterno es una entidad que vive en perpétuo conflicto en todos los espacios y tiempos. La encarnación más conocida es el trágico antihéroe Elric de Melniboné, portador de la espada negra, Stormbringer.


Elric, Strombringer y el Cuerno del Destino. Un clásico.

· Geralt z Rivii (Andrzej Sapkowski): un clásico moderno popularizado, si lo necesitaba, por unos excelentes videojuegos. Muchas intrigas y humor negro en un mundo de fantasía oscura donde al pobre Geralt le iría mucho mejor si fuera más antiheroico y no se empeñara en tener conciencia en un mundo que, como podéis ver si miráis por la ventana, no necesariamente se recompensa a los buenos. He de avisar que me parece que al final de la saga se le va la cabeza a Sapkowski pero, por si queréis probar, el primer libro (compuesto de relatos cortos) es extraordinario.


No os dejéis engañar por las espadas. Aunque, evidententemente, les da mucho uso, en los libros las lenguas están mucho más afiladas y son una fuente inagotable de citas.

· The Black Company: la última de las Compañías Libres de Khatovar es un grupo mercenario que tiene una serie de libros que, habiendo leido la primera trilogía, me parece muy recomendable. Tiene un estilo muy épico en cuanto a escala de los acontecimientos pero rápido, directo y cercano en cuanto a los personajes que componen la Compañía, a los que acabas conociendo bastante bien. Es oscuro pero menos de lo que parecería por el argumento. Lo resumiría en la frase “War is a cruel business prosecuted by cruel men. The gods know the Black Company are no cherubim. But there are limits.”2Si hay límites es que no eres tan mala gente, incluso aunque trabajes para mala gente3.


La Dama es mala gente, pero son profesionales y hay trabajo.

· Vlad Taltos (Steven Brust): una serie de ambientación muy fantástica (si no recuerdo mal los humanos son minoría) pero que, al menos los primeros libros, funcionaban más como relatos de intrigas palaciegas y detectives. Hace ya años, pero los recuerdo con cariño.

Cuando he visto estas portadas he tenido que ponerlas en grande.

· Malazan, the Book of the Fallen (Steven Erikson): esta serie no la he leído porque leí el prólogo del primero, donde el autor se autoproclamaba el Salvador de la Fantasía Epica y decidí que ya lo leería en otro momento. Tengo entendido que son buenos, interesantes y complejos, y los tengo recomendados por gente de confianza.

Al no haberlo leído no sabía qué imagen poner que fuera representativa, así que os pongo la portada de un disco que me gusta: Echoes of Battle, de Caladan Brood (grupo llamada así por un personaje de esta serie).

· Discworld (Sir Terry Pratchett): un clásico del humor que parodia todos los anteriores y mucho, mucho más. Es tan absurdo como agudo y certero.
Precaución: es irregular y no todos son igual de buenos (aunque en general están muy bien) y, en la medida de lo posible, yo me atendría a la versión original.

Grafitti en recuerdo de Pratchett y su obra.

Como ya os habréis fijado, en la mayoría de los casos a la serie se la conoce por el nombre del protagonista, porque en estas historias las personas son importantes y los conflictos son, muchas veces, internos. A mí me suele resultar más interesante esto que los artefactos perdidos y los ejércitos de dragones (aunque Dios me libre del día en que no me resulte interesante un ejército de dragones).

Vamos, que esto es sólo lo que me ha venido a la mente, ¡dejad algunos comentarios con más recomendaciones!




1 A pesar de todo me declaro aficionado al género.

2 Traducción a bote pronto, por si alguien no controla mucho el shakesperiano: “La guerra es un negocio cruel ejercido por hombres crueles. Los dioses saben que en la Compañía Negra no somo querubines, pero hay límites”.

3 Recordemos que el Almirante John Arbuthnot Fisher dijo: “The Essence of War is Violence. Moderation in War is Imbecility." ("La esencia de la guerra es la violencia. La moderación en la guerra es una imbecilidad"). Edificante.

sábado, 22 de abril de 2017

Split (Múltiple)



Hola a todos. Ya he visto “Split” (en España, “Múltiple”), la última de Shyamalan.

Después de una serie de películas progresivamente peor recibidas (no entraré ahora en si fue de forma justa o injusta, porque de todo hay) este autor volvió al radar con la modesta en cuanto a medios pero interesante en cuanto a resultado “The Visit” y parece que consolida su recuperación del favor de crítica y público con “Split”, una cinta que me ha resultado interesante y entretenida.

Tres chicas son secuestradas por un siniestro personaje que tiene 23 personalidades diferentes (a lo que alude el título) y las encierra en algún tipo de sótano para vaya usted a saber qué pérfidos propósitos.

La premisa no es tremendamente original y el desarrollo sigue los patrones del thriller de terror psicológico, lo que es interesante, porque con el planteamiento podía haber sido un slasher de terror adolescente pero no lo es, a pesar de que encontramos a tres jovencitas de buen ver que van perdiendo progresivamente la ropa. Esto, que es uno de los reclamos más básicos y menos brillantes del género, en esta película tiene su simbolismo dado que representa la vulnerabilidad o resiliencia de las protagonistas.

Claire y Marcia han tenido vidas normales y razonablemente fáciles, por lo que apenas tienen una pequeña capa de protección y, en cuanto la pierden, se quedan (literal y metafóricamente) en bragas.
Casey, por no destripar el argumento, lo dejaré en que ha tenido una vida trágica y dura y que no es ajena al dolor por lo que tiene una gruesa capa de protección contra toda agresión externa, que aquí está representada por la enorme cantidad de camisas que lleva.
La imagen es muy clara. Unas pierden una camiseta y se quedan totalmente vulnerables. Casey lleva otra camiseta debajo. Y otra debajo de esa. Y otra debajo de esa…
Por supuesto todas estas capas la protegen del daño pero también la aíslan de las circunstancias más normales, como queda reflejado en la escena inicial donde en una situación social ella siempre parece distante, defensiva y retraída.
Sin querer hacer mucho destripe también os diré que el secuestrador tuvo una infancia igualmente dura y trágica (motivos distintos). Por qué el dolor convierte a unas personas en supervivientes y a otras en monstruos1 es algo que supera el alcance de la película, pero da que pensar.

Casey resistiendo con su tercera o cuarta camiseta.

Volviendo un poco a la historia, la película tiene un cierto misterio dado que el antagonista (interpretado por James McAvoy, la cara que me resultaba más reconocible del reparto) no sólo tiene 23 personalidades distintas, sino que va a aflorar la 24ª y nadie sabe muy bien cómo va a ser (aunque la apodan “La bestia”), ni qué va a pasar entonces mientras el resto de personalidades conspiran a favor o en contra, y tampoco sabes si la película se adentrará en el género fantástico/sobrenatural o será realista. Todo puede parecer algo confuso pero me resultó intrigante.
Por suerte sólo aparecen unas pocas de las personalidades en pantalla y las que aparecen tienen características propias (algunas me resultaron muy divertidas, como el niño de nueve años). Me resultó muy entretenido ver a McAvoy saltar de una interpretación a otra y me dio la impresión de que se lo había pasado bien.

McAvoy en sus múltiples caracterizaciones.


Para la gente especialmente aprensiva os informo de que la cantidad de sangre es escasa y no especialmente escabrosa (dentro de lo que son los parámetros del género) porque esto, como ya he dicho al principio, es más psicológico que slasher pero que no deja de ser una historia de miedo y tiene su dosis de violencia.

En definitiva, que es una cinta interesante, con un Shyamalan con pulso para este tipo de historias, un McAvoy muy entretenido y algunas cosas para pensar.
Partiendo de la base de que no va a revolucionar el cine, yo la vi con agrado.




Como “monstruos” me estoy refiriendo, evidentemente, a la gente que secuestra y asesina, no a la personalidad múltiple.

Lamentablemente el papel tradicional del trastorno de identidad disociativo (como me dice la Wikipedia que se llama) en el cine es el de asesino psicópata. No os fiéis de todo lo que veis en pantalla.

martes, 4 de abril de 2017

The Last Full Measure - Civil War

This civil war has divided the people
The land of the free speak of history no more
What have we learned from all these wasted lives?


Hola a todos. Hace ya unos meses salió al mercado el siguiente disco de los suecos Civil War, llamado “The Last Full Measure”, y como sé que os estáis comiendo las uñas os dejo este comentario para que no sufráis más.

Lo primero que conviene recordar es que “The Last Full Measure” es la última de la trilogía de novelas históricas acerca de la guerra civil estadounidense formada por “The Killer Angels” (disponible en español como “Ángeles asesinos”), “Gods and Generals” (“Dioses y generales”) y este “The Last Full Measure” (“El último aliento”).
Evidentemente algunas canciones tratan de la susodicha guerra, como “The Last Full Measure” o “Savannah” (sobre la ‘Marcha de Sherman hacia el mar’), otras de los EEUU en general, como “America”, “Gangs of New York” (¡Hola, Scorsese!) o “Tombstone” (‘Doc’ Holliday y los hermanos Earp, claro) y, por último, el resto acerca de los temas más diversos. Ya las leéis vosotros, que me estoy alargando más de lo previsto. El caso es que la temática es de corte histórico y no necesariamente bélico.

Si estáis familiarizados con la banda yo diría que este es una mezcla de los discos anteriores. Tiene elementos más rápidos como “The Killer Angels” pero “TLFM” me parece más variado y un poco más elaborado. Por resumir diría que “TLFM” me gusta un poco más (aunque “TKA” me sigue gustando mucho).
“Gods and Generals” era más variado, pero también más irregular. La mejores canciones de “G&G” son, posiblemente, mejores o más llamativas que las de “TLFM” pero las menos buenas de “G&G” son claramente menos buenas que las de “TLFM”. Por lo tanto este es un disco más regular y más uniforme, aunque tiene también momentos muy buenos y originales, como “Tombstone”, que tiene las estrofas de un estilo ska-metal muy divertido (tampoco estoy muy puesto en ska, así que si no se parece en nada, mis disculpas por el desliz).

Imagen desactualizada pero es la del libreto.

Tenemos, en definitiva, un disco de buena calidad que no veo por qué no ha de satisfacer a cualquier aficionado al power metal, con suficiente variedad como para no hacerse nada repetitivo, teclados muy presentes pero que no se llevan la fuerza de la canción por delante (ejem, ejem, “The Last Stand” – Sabaton, ejem…) y la peculiar voz de Nils Patrick Johansson. Esta puede atraer más o menos y es cierto que igual no tiene la fuerza o gravedad que podrías esperar para estrofas como “We're rolling like thunder, we burn and we plunder / The Principle of the scorched earth / Civilians are dying, the children are crying / But this is the way of the world!” pero que le da una gran emotividad, por ejemplo, a los estribillos de “The Last Full Measure”. A mí me gusta, pero entiendo que no todo el mundo la comparta.

Para acabar, en un momento de señales proféticas digno de Íker, os mencionaré que este disco de Civil War finiquita la mencionada trilogía literaria de la guerra civil americana, la última frase del disco (versión sin ‘bonus tracks’) es “This will end the Civil War” y poco después el cantante dejó el grupo. ¡No pude evitar pensar que Civil War cerraban la paraeta!
Por suerte ya tienen nuevo cantante y vuelve a quedar demostrado que las señales y profecías son discutibles cuando menos.

Resumiendo. Es un disco con canciones que van de lo bueno a lo muy bueno, con algunos grandes momentos, algunos divertidos y otros emotivos, que no puedo sino recomendar.

Hasta la próxima.