domingo, 11 de agosto de 2013

Pacific Rim


Hola a todos. Hoy os traigo una película recién estrenada en España, Pacific Rim, pero antes de entrar con ella os tengo que poner en antecedentes; y es que llevo un par de semanas con un poco de estrés, así que me senté a ver la película dispuesto a entrar en el juego que me propusiera, en tanto en cuanto me evadiera de los problemas del día a día.
Desde luego hay pocas cosas que te evadan más de lo cotidiano que unos robots gigantes pegándose con unos monstruos tan gigantes como ellos

Os cuento el argumento. Del fondo del océano Pacífico están surgiendo unos monstruos (los Kaiju) y la humanidad les está plantando cara con unos robots (los Jaeger) tripulados por dos pilotos, dado que el sistema nervioso de un sólo piloto no daría abasto.

En esta película todo es a lo grande.
En uno de los puntos más incomprensibles de la película, los mandamases deciden cortar el grifo a los Jaeger para construir un muro a lo largo de todas las costas del mundo. Si lo han hecho para hacernos ver que los problemas no se resuelven tratando de vallar todas las fronteras o de cómo los gobiernos se dejan llevar por los chanchullos urbanísticos, entonces lo han conseguido, si no, no sé lo que pretendían con un plan tan absurdo.

Total, que ni hay muro ni hay fondos para los Jaeger, que están en sus horas más bajas, y los Kaiju están apretando...
¿Qué hacemos? Que vuelva ese piloto estupendo pero que se había quedado traumatizado por la muerte de su hermano y lo ponemos en su viejo Jaeger.
¿Segundo piloto? Otra estupenda piloto, pero también traumatizada por la destrucción provocada por los Kaiju.


La pareja protagonista con uniforme de combate.
Aunque no es lo que los personajes pretenden, nosotros vemos claramente que van a iniciar una relación que, aunque no llega a ser exactamente romántica (aún), les va a permitir cerrar las heridas.
Para esto ayuda mucho el vínculo mental que se establece entre los pilotos cuando se suben al robot. Claramente, si no conectamos unos con otros y trabajamos todos en la misma dirección, el robot no se mueve. Moraleja, aplíquese esto a cualquier otro aspecto de la vida.

También tenemos un elenco de secundarios que tanto ayudan como se pelean con los protagonistas, pero también sabemos que dejarán de lado sus diferencias, se unirán y se redimirán en la lucha final (hay una lucha final, por supuesto).

No todos los pilotos son nobles y generosos, pero aprenderán valores, que nunca viene mal.
La estructura me ha recordado mucho a las clásicas películas de acción:

→ Escena de presentación donde el héroe queda tocado y se retira
→ Momento de gran necesidad donde se vuelve a reclutar al héroe
→ Explican la situación y se desarrolla su relación con el resto de personajes (con alguna escena de acción intercalada)
 Los malos aprietan, acción sin tregua
 Gran final con resolución de las líneas argumentales de cada personaje.

El Crimson Typhoon defendiendo Hong Kong...
Entonces, ¿es predecible? Mucho. Puedes ver cada cosa que va a pasar antes de que pase.

¿Eso es malo? No necesariamente. En las películas del Oeste todo el mundo sabe que va a haber un tiroteo final, o un duelo a la puerta del Saloon; en las comedias románticas sabemos que van a acabar juntos... pero no nos importa predecirlo, porque es lo que queremos que pase. Nos gusta lo que nos ofrecen y no nos importa verlo una y otra vez.
Aquí pasa lo mismo. La superación de los problemas personales, el romance (o casi), las escapatorias en el último segundo... ¡y todo eso mientras un robot gigante le da con un barco en la cabeza a un monstruo de 200000 toneladas!

Uno de los secundarios cómicos.
Podía ser mejor... (y podía ser peor).
¿Espectáculo? Mucho y a lo grande. ¿Peleas? Tamaño familiar, sobre todo en la segunda mitad de la cinta. ¿Diversión? Yo me lo pasé muy bien, quizá porque estaba necesitado de ella. ¿Moraleja? También tenemos. ¿Credibilidad? Irrelevante. Todos sabemos que un barco no está hecho para ser blandido cual Tizona pero, en este caso, me dio igual.

¿La recomiendo? Sí.
Pacific Rim no es ni Hamlet ni Macbeth, ni lo intenta. Intenta entretener y divertir, y lo hace con el estilo de los héroes de antes; menos oscuros, menos cínicos y más, pues eso, heroicos; mucho subidón de música y muchos edificios destruidos, pero pocas muertes inútiles, que para eso ya nos ponemos el Telediario.

A disfrutar del King of Tokyo (podéis ver la reseña en este mismo blog) en la gran pantalla.

P.D: por poner un pero, el humor no me acabó de funcionar muy bien. No molestan mucho los secundarios cómicos, pero podían ser más graciosos.

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