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New York, New York...
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Hola a todos. Hoy os traigo el último libro que he acabado: "El techo del mundo", de David Zurdo y Ángel Gutiérrez, escritores con los que confieso no haber tenido contacto previo, por lo que no sabía que esperar de la obra.
Empezando por el principio, la expresión "El techo del mundo" es tanto una metáfora del espíritu de superación como una referencia directa al Empire State Building, sobre cuya construcción tratará buena parte del libro, que se ambienta en los años de la Gran Depresión, tema de suma actualidad visto cómo están las cosas en la economía mundial.
El libro nos cuenta la historia de tres hermanos (uno adoptado) desde su infancia hasta la finalización del citado edificio, unos veinte años después.
En este trayecto pasarán por la América rural de la granja paterna, la Primera Guerra Mundial, el mundo del automovilismo de competición, el trabajo del puerto (como en "La ley del silencio"), la parte más oscura de Broadway, la mafia y el contrabando de alcohol durante la "ley seca", los ricos venidos a más y los ricos venidos a menos, la corrupción policial y política, una larga estancia en prisión, el periodismo, la crisis económica y, por supuesto, la construcción del Empire State.
Toca muchos palos, pero quien mucho abarca poco aprieta, así que pasa de puntillas por muchos de ellos dejando unas pinceladas interesantes pero no demasiado profundas. Se dedica más a pintar todo el escenario que al retrato en detalle.
Esto no es necesariamente malo, porque le da agilidad a la narración y nos permite hacernos una idea del mundo en el que les había tocado vivir sin irnos a una trilogía de mil páginas por volumen (este es un único volumen de menos de 600 páginas), pero tampoco es realmente bueno, porque deja fuera detalles que me parece que hubieran sido de lo más interesantes y necesarios.
Por ejemplo, el protagonista adopta una niña, ¿cómo puede acabar el libro sin que sepamos prácticamente nada de ella? Parece más una herramienta para la evolución de nuestro protagonista que una persona de carne y hueso.
Esta prisa por meter todos los escenarios posibles y una cierta previsibilidad son los principales problemas con los que creo que os podéis encontrar.
Por otro lado os espera una lectura ágil y entretenida, si acaso con un lenguaje algo anticuado (que puede haber sido intencionado para ambientar mejor una historia que pasa hace ya casi un siglo), pero fácil y accesible para poder pasar un buen rato. Si se me permite la comparación, como un Follet menos ambicioso y, especialmente en cuanto a detalles de construcción, menos rollo.
Así que ahí os lo dejo, pequeña saga familiar, amena, con amplia variedad de escenarios y mucho espíritu de superación, en una época que no era tan distinta a la que nos ha tocado vivir.
No es de lectura obligatoria pero resulta agradable.
No es de lectura obligatoria pero resulta agradable.
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