El elenco lo completa uno de los Jonas Brothers, si recordáis el grupo... |
No era la película más original ni la más
brillante, pero era una película divertida… y con esto y un saludo a los
Pérez-Reverte podría cerrar este comentario de la nueva entrega de Jumanji,
pero voy a ver si lleno algo más.
Como no podía ser de otra forma, la historia
gira alrededor de unos chavales que caen dentro de un juego que tienen que
superar para poder volver al mundo real. En la primera era un juego de mesa, en
esta es un videojuego como señal del avance del tiempo (pese a que los juegos
de mesa están, sin duda, en su mejor momento).
Total, que unos estudiantes (con sus problemas)
se ven atrapados por el videojuego “Jumanji” y allí se encarnan en el personaje
que han elegido. La gracia es que los han elegido sólo por nombre, así que cada
uno aterriza en un cuerpo que poco o nada tiene que ver con su verdadero yo. El
empollón flacucho acaba siendo un aventurero como un castillo (nada menos que
Dwayne Johnson); su colega, jugador de fútbol americano, se vuelve el pequeño sidekick del anterior; la empollona
desgreñada y asocial se transforma en una doble de Lara Croft; y la guapísima
de la muerte que se pasa el día subiendo selfies se transforma en un profesor
de mediana edad y grande barriga (Jack Black).
Lo que tienen que hacer en el juego es lo de
menos y diría que encaja en la definición de MacGuffin (algo que pone en
movimiento a todos los personajes pero que tanto daría que fuera eso que otra
cosa).
Lo importante es que van a correr muchas
aventuras en forma de episodios, representando los distintos niveles del juego.
Esto permite cambiar de escenario de forma brusca sin necesidad de enlazarlo de
forma muy complicada. Si toca que haya un mercado, hay un mercado y si toca un
hangar, hay un hangar. Lo aceptas como viene y todos felices. Al fin y al cabo,
si el primer nivel de Ghost’n Goblins era un cementerio y el segundo una ciudad
de hielo, todos decíamos amén y a nadie le preocupaba.
Lo importante es que hay acción, aventuras y
chistes sorprendentemente graciosos.
¿Realismo? Donde vamos no necesitamos... realismo. |
Respecto a estos chistes os comento que están
actualizados respecto a la de Robin Williams y son menos infantiles, incluyendo
algunos dirigidos para los que peinamos canas. Lógico, teniendo en cuenta que
los protagonistas de la original eran niños y los de ahora estudiantes de instituto
en cuerpos de adulto.
Entre los personajes hay química y despiden un
considerable encanto, lo que no deja de maravillarme dado que he de reconocer
que los prejuicios me hacían esperar algo bastante negativo por la presencia de
Jack Black, Dwyane Johnson y el aspecto “Tomb Raider” de Karen Gillan (sobre
Kevin Hart no tenía opinión previa).
Como ya he dicho, el primero no es santo de mi
devoción, parece que “The Rock” va a ser malo sólo por haber sido luchador y
Lara sale sólo para lucir tipo.
¡Zas, en toda la boca tres veces! El señor
Black está aquí muy agradable, he de reconocer que Johnson es mejor de lo que
muchos otros similares han sido (¿Schwarzenegger y otros forzudos del ramo?) y
la película ironiza acerca de lo apropiado del estilo Croft para trotar por la
selva (con lo cual la elección no es gratuita, sino que evoca un símbolo muy
reconocibles del mundo del videojuego para lanzar una crítica muy razonable al
respecto; pero no voy a mentir, también es cómoda de ver).
Al final, por supuesto, aprenderán valiosas
lecciones acerca de la amistad, el valor, la superación o la empatía. Nada que
no se haya visto antes pero un buen mensaje de todas formas.
Dicho todo esto sólo me queda concluir como he
comenzado. No es una grandísima película (ni lo pretende) pero es una aventura divertida, menos
vacía y con bastante más encanto del que me esperaba.
Hace mucho que no he revisado la original pero,
a bote pronto, si excluimos el factor nostalgia, yo creo que esta es tan buena
como aquella si no mejor. Tendré que revisar ambas para decidirme.
Hasta la próxima.
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