miércoles, 27 de noviembre de 2019

The Mind

Otro juego que demuestra que lo importante es tener una buena idea. 

Hola a todos. 'The Mind' es uno de los interesantes juegos que te pueden tocar si te acercas al Shalom de Jocs de Mislata (como le ha ocurrido a servidor 😁). Quitando que me haya salido gratis, vale la pena ir al Shalom. Probaréis juegos y podéis tener a los niños entretenidos un buen rato con alguno de los campeonatos que se organizan.
Pero yo vengo a hablar de 'The Mind', un juego tan tremendamente sencillo como original.

Hay 100 cartas y están numeradas del 1 al 100. Al principio de la ronda se reparten unas cuantas a cada jugador (más cuanto más difícil sea la ronda). A partir de ahí no hay turnos, ni fases. Todo consiste en ir jugando las cartas por orden (de menor a mayor), sin equivocarse y sin poder hablar ni comunicarse de ninguna manera (de ninguna, tramposillos).

Eso es todo. Parece una mezcla de confuso y soso pero no lo es para nada. Parece mentira cómo te vas acostumbrando al ritmo de cada jugador y cómo empiezas a pensar... "Tengo un 10, si esta persona tuviera algo más bajo ya lo habría jugado porque es muy lanzada, sin embargo esta otra es más conservadora, así que voy a esperar unos segundos más antes de echarlo...".
Entonces echas el 10 y resulta que otro tenía un 9 y habéis perdido (con exclamaciones y risas), o resulta que tenía un 11 (que se apresura a jugar) y todo el mundo respira aliviado.

A medida que se van superando rondas puedes ganar "vidas" extra o unos shuriken que permiten descartar cartas de la mano, para facilitar la tarea.

Es un juego muy rápido, muy transportable, para absolutamente todos los públicos, emocionante y barato, así que no hay excusa para, al menos, echarle un vistazo. Seguro que os sorprende.

domingo, 3 de noviembre de 2019

The Manhattan Project: Energy Empire


Un euro ágil y entretenido, de complejidad media ycolocación de trabajadores.


Hola a todos. Ahora he podido probar el “The Manhattan Project: Energy Empire”, que voy a tratar de condensar en pocas palabras.

En “The Manhattan Project: Energy Empire” representamos a un país en una carrera energética por conseguir los mayores puntos de victoria posibles. La diferencia entre los distintos países estriba en los recursos iniciales y en los que tienes que gastar para subir en el track de la ONU (cuanto más adelante, más puntos). Vamos, que hay diferencia, pero no te condiciona mucho el juego,

El mecanismo básico es sencillo. Cada turno colocas un trabajador en una casilla de acción y activas su efecto. Cabe destacar que las casillas no quedan bloqueadas por la presencia de otros trabajadores, pero cuesta más recursos poder entrar.
Luego, opcionalmente, podemos activar los edificios que tengamos. Cuáles y a qué coste resulta otro factor importante de nuestra estrategia.

Cuando ya has colocado todos tus trabajadores (todos los que quieres usar, se entiende, que pueden no ser todos) usas un turno en recuperarlos y producir energía (que sirve para activar los edificios y pagar el sobrecoste de entrar en espacios ocupados). Cada vez que un jugador hace esto se queda o retira un contador de contaminación y cuando se agotan estos contadores, acaba la partida. O sea, que si recoges los trabajadores a menudo estás perdiendo turnos, pero acelerando la partida, y viceversa.
En este juego es importante el sentido de la oportunidad ya que por un lado puedes modificar la duración de la partida y por otro, tienes que saber cuándo esperar a que un jugador recupere a sus trabajadores para poder entrar en una casilla sin pagar sobrecoste y cuándo pagar esta energía extra y hacer la acción inmediatamente.


Colocas trabajadores, compras edificios, gestionas recursos y ganas puntos. Clásico y sólido.

¿Cómo ganamos? Los edificios que compramos dan puntos, la activación de algunos edificios da puntos, hay unos eventos y fichas de objetivos que también nos dan puntos, según avancemos en el track de la ONU (pagando un coste según el país que seamos) ganaremos puntos … y ya os vais haciendo a la idea.

Evidentemente hay distintos recursos con los que podemos comprar los edificios, pagar costes y convertirlos en cualesquiera otros componentes.

Como veis es un juego que no ofrece novedades rupturistas sino, más bien, trabaja y pule conceptos ya conocidos de otros juegos.
Entre los pros contaría que es fluido y rápido de jugar, te hace tomar decisiones tanto a corto como a largo plazo y, en lineas generales, es interesante y diría que es un buen juego.
Entre los contras sólo pondría que si ya tienes experiencia en este tipo de juegos, ya lo has visto.
En cuanto a la dificultad, por mencionar los juegos que hemos visto últimamente, está a medio camino entre el Notre Dame (que es más fácil) y el Gaia Project (que es notablemente más complejo). Si esto es bueno o es malo ya dependerá de lo que estéis buscando.

Es agradable, es entretenido e interesante pero con un cierto toque de déjà vu.