domingo, 3 de noviembre de 2019

The Manhattan Project: Energy Empire


Un euro ágil y entretenido, de complejidad media ycolocación de trabajadores.


Hola a todos. Ahora he podido probar el “The Manhattan Project: Energy Empire”, que voy a tratar de condensar en pocas palabras.

En “The Manhattan Project: Energy Empire” representamos a un país en una carrera energética por conseguir los mayores puntos de victoria posibles. La diferencia entre los distintos países estriba en los recursos iniciales y en los que tienes que gastar para subir en el track de la ONU (cuanto más adelante, más puntos). Vamos, que hay diferencia, pero no te condiciona mucho el juego,

El mecanismo básico es sencillo. Cada turno colocas un trabajador en una casilla de acción y activas su efecto. Cabe destacar que las casillas no quedan bloqueadas por la presencia de otros trabajadores, pero cuesta más recursos poder entrar.
Luego, opcionalmente, podemos activar los edificios que tengamos. Cuáles y a qué coste resulta otro factor importante de nuestra estrategia.

Cuando ya has colocado todos tus trabajadores (todos los que quieres usar, se entiende, que pueden no ser todos) usas un turno en recuperarlos y producir energía (que sirve para activar los edificios y pagar el sobrecoste de entrar en espacios ocupados). Cada vez que un jugador hace esto se queda o retira un contador de contaminación y cuando se agotan estos contadores, acaba la partida. O sea, que si recoges los trabajadores a menudo estás perdiendo turnos, pero acelerando la partida, y viceversa.
En este juego es importante el sentido de la oportunidad ya que por un lado puedes modificar la duración de la partida y por otro, tienes que saber cuándo esperar a que un jugador recupere a sus trabajadores para poder entrar en una casilla sin pagar sobrecoste y cuándo pagar esta energía extra y hacer la acción inmediatamente.


Colocas trabajadores, compras edificios, gestionas recursos y ganas puntos. Clásico y sólido.

¿Cómo ganamos? Los edificios que compramos dan puntos, la activación de algunos edificios da puntos, hay unos eventos y fichas de objetivos que también nos dan puntos, según avancemos en el track de la ONU (pagando un coste según el país que seamos) ganaremos puntos … y ya os vais haciendo a la idea.

Evidentemente hay distintos recursos con los que podemos comprar los edificios, pagar costes y convertirlos en cualesquiera otros componentes.

Como veis es un juego que no ofrece novedades rupturistas sino, más bien, trabaja y pule conceptos ya conocidos de otros juegos.
Entre los pros contaría que es fluido y rápido de jugar, te hace tomar decisiones tanto a corto como a largo plazo y, en lineas generales, es interesante y diría que es un buen juego.
Entre los contras sólo pondría que si ya tienes experiencia en este tipo de juegos, ya lo has visto.
En cuanto a la dificultad, por mencionar los juegos que hemos visto últimamente, está a medio camino entre el Notre Dame (que es más fácil) y el Gaia Project (que es notablemente más complejo). Si esto es bueno o es malo ya dependerá de lo que estéis buscando.

Es agradable, es entretenido e interesante pero con un cierto toque de déjà vu.


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