En este último Black Friday
aproveché para coger (razonablemente barata) la versión digital de One Deck
Dungeon, un juego en solitario al que ya le había echado el ojo hace un tiempo.
Nótese que también pueden jugar
dos jugadores, pero no he mirado cómo lo hacen, ni cómo resulta, así que me
centro en el modo solitario.
Aquí encarnamos a una valiente
aventurera (de los arquetipos del género: magas, guerreras, arqueras, ladronas…)
asaltando un dungeon (de los arquetipos del género: un dragón, una hidra…).
Cada aventurera tiene disponibles
un cierto número de dados de cada una de las categorías (Combate, Velocidad,
Magia y Heroico (=comodín)) según sus habilidades.
En cada turno robamos una carta,
que nos enfrentará a un peligro (trampas y monstruos). Cada peligro tiene unas
casillas, cada una marcada con el icono y color de uno de los tipos de dado
básicos (Combate, Velocidad y Magia) y una dificultad, que indica el número
mínimo que tiene que tener el dado que coloquemos en ella para poder
derrotarla. Hay casillas grandes que aceptan varios dados y la dificultad hay
que igualarla o superarla mediante la suma de todos los dados que hemos puesto.
Cada casilla también incluye la
penalización, en puntos de vida o tiempo, en la que incurrimos en caso de no
poder superarla con nuestros dados. Destacar que, salvo en el monstruo final,
no hace falta completar ninguna casilla para derrotar un peligro y seguir
avanzando. Por supuesto, si no cumplimos con ninguna casilla nos llevaremos unos
buenos golpes y las posibilidades de victoria final caerán rápidamente.
Si se nos acaban los puntos de
vida somos derrotados y si se acaba el tiempo (que perdemos al explorar,
activar algunas habilidades y como hemos de bajar al siguiente nivel del
dungeon o perderemos más puntos de vida. Cuanto más bajo el nivel, más
peligrosos los encuentros. En el cuarto nivel nos espera el enemigo final del
dungeon.
Cada vez que nos enfrentamos a un
peligro podemos elegir una de las recompensas que ofrece, que son: un objeto,
una habilidad o puntos de experiencia.
Los objetos nos dan permanentemente
dados extra y, en algunos casos, puntos de vida adicionales.
Las habilidades son una de las
partes fundamentales y más interesantes del juego, porque además de prevenir
daño en algunas circunstancias y cosas así, son las nos permiten transformar
unos dados en otros e ir haciendo matemáticas para ver cómo conseguimos
derrotar todas las casillas del peligro al que estamos enfrentados.
Los puntos de experiencia
permiten, o sorpresa, subir de nivel. Esto aumenta nuestro límite de objetos y habilidades,
además de darnos una poción extra (fundamentalmente de curación, pero podemos
encontrar otros tipos como recompensa de algunos peligros, en lugar de
habilidades).
Al acabar la partida ganaremos más
o menos puntos, según nos haya ido, para gastar en mejorar permanentemente el
personaje (pequeñas habilidades, comenzar con pociones extra, etc.) con cara a
jugar dungeons más difícil o subiendo el nivel de dificultad.
Está claro que el juego tiene más
cosas, pero creo que con esto os podéis hacer una idea de cómo funciona. Si a
alguien le recuerda al Elder Sign es porque la mecánica básica de los dados y
las casillas es la misma.
No creo que sea un juego para
enmarcar, pero creo que es un juego entretenido, que me gusta y, casi seguro,
cogeré las ampliaciones en alguna temporada de ofertas de Steam o similares.
Se juega rápido, ofrece desafíos y
me resulta divertido hacer “alquimia” con las habilidades, a ver cómo convierto
los dados que me sobran en dados útiles.
Interesante aunque sea para
echarle un vistazo.
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