martes, 10 de diciembre de 2019

One Deck Dungeon




En este último Black Friday aproveché para coger (razonablemente barata) la versión digital de One Deck Dungeon, un juego en solitario al que ya le había echado el ojo hace un tiempo.
Nótese que también pueden jugar dos jugadores, pero no he mirado cómo lo hacen, ni cómo resulta, así que me centro en el modo solitario.

Aquí encarnamos a una valiente aventurera (de los arquetipos del género: magas, guerreras, arqueras, ladronas…) asaltando un dungeon (de los arquetipos del género: un dragón, una hidra…).

Cada aventurera tiene disponibles un cierto número de dados de cada una de las categorías (Combate, Velocidad, Magia y Heroico (=comodín)) según sus habilidades.
En cada turno robamos una carta, que nos enfrentará a un peligro (trampas y monstruos). Cada peligro tiene unas casillas, cada una marcada con el icono y color de uno de los tipos de dado básicos (Combate, Velocidad y Magia) y una dificultad, que indica el número mínimo que tiene que tener el dado que coloquemos en ella para poder derrotarla. Hay casillas grandes que aceptan varios dados y la dificultad hay que igualarla o superarla mediante la suma de todos los dados que hemos puesto.
Cada casilla también incluye la penalización, en puntos de vida o tiempo, en la que incurrimos en caso de no poder superarla con nuestros dados. Destacar que, salvo en el monstruo final, no hace falta completar ninguna casilla para derrotar un peligro y seguir avanzando. Por supuesto, si no cumplimos con ninguna casilla nos llevaremos unos buenos golpes y las posibilidades de victoria final caerán rápidamente.
Si se nos acaban los puntos de vida somos derrotados y si se acaba el tiempo (que perdemos al explorar, activar algunas habilidades y como hemos de bajar al siguiente nivel del dungeon o perderemos más puntos de vida. Cuanto más bajo el nivel, más peligrosos los encuentros. En el cuarto nivel nos espera el enemigo final del dungeon.


Cada vez que nos enfrentamos a un peligro podemos elegir una de las recompensas que ofrece, que son: un objeto, una habilidad o puntos de experiencia.
Los objetos nos dan permanentemente dados extra y, en algunos casos, puntos de vida adicionales.
Las habilidades son una de las partes fundamentales y más interesantes del juego, porque además de prevenir daño en algunas circunstancias y cosas así, son las nos permiten transformar unos dados en otros e ir haciendo matemáticas para ver cómo conseguimos derrotar todas las casillas del peligro al que estamos enfrentados.
Los puntos de experiencia permiten, o sorpresa, subir de nivel. Esto aumenta nuestro límite de objetos y habilidades, además de darnos una poción extra (fundamentalmente de curación, pero podemos encontrar otros tipos como recompensa de algunos peligros, en lugar de habilidades).

Al acabar la partida ganaremos más o menos puntos, según nos haya ido, para gastar en mejorar permanentemente el personaje (pequeñas habilidades, comenzar con pociones extra, etc.) con cara a jugar dungeons más difícil o subiendo el nivel de dificultad.

Está claro que el juego tiene más cosas, pero creo que con esto os podéis hacer una idea de cómo funciona. Si a alguien le recuerda al Elder Sign es porque la mecánica básica de los dados y las casillas es la misma.
No creo que sea un juego para enmarcar, pero creo que es un juego entretenido, que me gusta y, casi seguro, cogeré las ampliaciones en alguna temporada de ofertas de Steam o similares.
Se juega rápido, ofrece desafíos y me resulta divertido hacer “alquimia” con las habilidades, a ver cómo convierto los dados que me sobran en dados útiles.

Interesante aunque sea para echarle un vistazo.



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