"En la Edad Oscura La magia era un arma El amor era un misterio La aventura estaba en todas partes... y los dragones eran reales" |
Hola de
nuevo. Tras la estela de “Taron y el caldero mágico” me he lanzado a revisar
uno de los clásicos de mi infancia, “El dragón del lago de fuego” (título
original: “Dragonslayer”, o sea, “Matadragones”).
Se trata
de una coproducción Disney/Paramount pero, como “Taron…” esta cinta resulta un
poco más oscura de lo que esperamos al ver el sello del ratón.
¿De qué
va esto? Un dragón es el azote del reino y, para mantenerlo apaciguado, se le
ofrece cada seis meses el sacrificio de una doncella elegida por sorteo.
Un grupo
de campesinos, comprensiblemente hartos del riesgo para sus hijas, acuden a
contratar a uno de los últimos magos que quedan en el reino pero este digamos
que queda indispuesto para la misión y es relevado por su aprendiz.
Esta es
la historia de la titánica pugna entre Galen Bradwarden, aprendiz de hechicero,
y Vermithrax Pejorative, dragón con muy mala uva.
Vermithrax en toda su gloria. |
Como ya
os he dicho lo primero que puede llamaros la atención es el tono ligeramente
más oscuro que tiene la película, lo que la convierte en una historia más
juvenil que infantil. Tenemos una cierta cantidad de violencia, gente ardiendo,
dragoncillos devorando cadáveres con sorprendente detalle y unos fugaces
desnudos.
Uno de
los temas que no esperaba encontrar es la sustitución del paganismo por el
cristianismo.
El
paganismo viene representado por los hechiceros, la magia y el dragón, y el
cristianismo viene a esta representado por unos oportunistas que se aprovechan
del miedo de la gente para medrar pero que no aportan ninguna solución real.
A todo
esto el rey viene a aparecer en un tono similar así que podemos considerar que la
historia critica a los poderes tradicionales, que tratan más de cuidar de sí
mismo que de sus súbditos.
En definitiva,
el miedo y sus efectos es muy importante en el desarrollo de la historia.
Por lo
demás tampoco es que os vayáis a encontrar muchísimas sorpresas en el
desarrollo, al fin y al cabo es una historia de caballero contra el dragón,
salvo que no hay ni brillante armadura ni doncella de porcelana. Todo es un
poco más realista, más cercano y, para mí, más interesante.
Una de
las supuestas sorpresas es que sale una mujer disfrazada de hombre, pero si
alguien no la ha descubierto en menos de 5 segundos debería pagar la cena.
Además de dragones también encontraremos bonitos paisajes. |
En el
aspecto visual, los paisajes son muy bonitos (Gales y un poco de Escocia, creo)
y los efectos son buenos para la época (nominados al Oscar) pero pueden
resultar un tanto anticuados para los espectadores modernos, especialmente
cuando aparecen figuras superpuestas en pantalla.
He de
decir que Vermithrax me gusta. Me gusta ver que es un modelo físico y no un
dragón por ordenador que no da ninguna impresión de solidez.
Me gusta cómo
se juega con mostrarlo poco a poco, pero mantenerlo oculto la mayor parte del
tiempo. Le da un cierto misterio que le viene muy bien.
En cuanto
al ritmo, yo recordaba que se me hizo un poco larga allá en mis años mozos.
Ahora también creo que es un poco lenta para lo que nos tienen acostumbrados,
con planos de medio segundo y sobrecarga de acción, pero no me molestó. Es sólo
otra forma de narrar las historias.
Si sois
adrenalinofílicos momentos como la gran batalla final se os harán lentos, pero
me parece que así era el cine de los 80. Paciencia, disfrutad de las imágenes y
reflexionad sobre lo que están contando.
Nuestro protagonista no tiene mucho aspecto de héroe de leyenda. Yo creo que el peinado no ayuda. |
Por
último, un protagonista con algo más de carisma creo que le hubiera venido bien
pero también es cierto que le da un toque un tanto antiheroico que encaja con
el tono general de la película. Ya es cuestión de gustos.
Ah, y hay
un momento donde la heroína que ha mantenido el tipo toda la película pierde
los nervios sin venir muy bien a qué. Pequeños detalles que se podrían haber
pulido.
En
definitiva yo recomendaría la película a todo aficionado al género que no
necesite ver un “20-hit combo” para disfrutar de una historia de magia
y dragones.
Hasta la próxima.
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