Hola a todos.
Ya llevo algún tiempo pensado que la educación puede ser un buen tema de conversación y un buen tema a tratar. Me ha costado decidirme a hablar sobre ellos, porque es difícil hablar de este tema sin que salte alguien con la contestación de siempre: "Tú no tienes niños, qué vas a saber". Es verdad, no tengo niños, tengo tres sobrinos, primos con niños, un montón de amigos con niños, he trabajado mucho tiempo con niños, soy educadora infantil y tengo una perra, que no es una niña, pero como si lo fuera (y no digo que los perros sean niños, pero sí son muy parecidos en algunas cosas).
Con todo esto no quiero que nadie se vea ofendido por nada, ni piense nada mas allá de que la idea de esta entrada es poder ayudar a todos aquellos que tienen algún tipo de dificultad en la educación de sus hijos. Es sólo una forma de compartir conocimientos, que todos podamos aportar nuestras experiencias nuestras vivencias en torno a la educación de los niños.
Y es que esos locos bajitos nos vuelven locos en ocasiones a nosotros mismos.
A quién no le han entrado ganas alguna vez de mandar al niño a la luna porque no para de llorar, de chillar, de portarse mal, de llamar nuestra atención y un sin fin de cosas. Que esto pase no quiere decir que seamos malos padres sino que somos personas y, en ocasiones, se nos agota la paciencia. Sí que tenemos que preocuparnos cuando esto pasa todos los días porque entonces es un problema, porque no estamos a gusto con nuestro hijo. Cuando esto pasa tenemos que ser conscientes de que necesitamos ayuda de un especialista, y no nos conformemos con que nos diga que esto es una fase y que todo pasa, eso sólo lo dicen los malos especialistas. Un buen profesional te dirá; esto es una fase a la que se puede poner solución con una serie de pautas que hay que seguir a rajatabla. Para ello necesita conocer al niño en cuestión y su comportamiento habitual, no vale lo que los padres dicen, pues algunos exageran demasiado y otros se quedan cortos.
Si llevamos a nuestros hijos a la escuela infantil, la educadora puede darnos consejos de cómo actuar ante algunos comportamientos del niño, nos puede decir si ese comportamiento lo tiene en el cole o no y, si lo tiene, qué hace para solucionarlo. Tenemos que tener en cuenta que el trabajo que hacen en el cole debemos de continuarlo nosotros fuera de él, ya que si no no sirve de nada el llevar al niño al cole. Tenemos que marcarle unas rutinas igual que se le marcan en el cole, no le quitemos importancia a la escuela infantil porque no sea obligatoria o porque alguno no hayamos ido a ella, es muy importante el trabajo que allí se hace con los niños y nos puede facilitar mucho la vida.
Tener muy presente que educar a un hijo no debe de ser un suplicio, sino una alegría.
Es muy importante marcar unas rutinas al niño desde bien pequeños, cuándo ha de comer, cuándo ha de levantarse, cuándo ha de hacer la siesta, cuándo ha de bañarse, cuándo ha de jugar... Son rutinas muy sencillas que sólo necesitan un poco de paciencia y mucha constancia, se automatizan rápidamente y algunas de ellas las tenemos toda la vida (limpiarse los dientes, lavarse las manos...). El niño está contento cuando tiene unas rutinas, ya que a todos nos gusta la seguridad y una forma de que el niño tenga seguridad son las rutinas pues sabe qué ha de hacer en cada momento.
No se le debe de consentir en exceso al niño. Ya sé que esto cuesta un poco y que tendemos a darle todo lo que quiere, porque muchos no lo hemos tenido y queremos todo lo mejor para nuestro hijo, pero pararos a pensar si dándole todo lo que quiere le estamos dando lo mejor a nuestro hijo. Le damos todo lo material pero obviamos lo esencial, el enseñarle a compartir, enseñarle a apreciar lo que tiene, el valor de las cosas, que no por tener mucho se es más feliz o queremos más a nuestro hijo.
Si el niño llora porque quiere algo y se lo damos, siempre que quiera algo llorará y si no se lo damos entonces llorara mas todavía, pero si aguantáis y sois fuertes y no se lo dais una segunda vez por mucho que llore no lo volverá a hacer porque habrá entendido que no es necesario llorar para conseguir las cosas. Si se lo dais una segunda vez ya se habrá creado una rutina negativa porque entenderá que las cosas las consigue cuando llora.
Cuando un niño no quiere hacer algo no lo amenacemos con que si viene papa se lo come o te vas a enterar, o si viene el tío se lo lleva, o si viene el perro se lo lleva, si te portas mal se lo diré al policía y te encerrará. Todo esto no sirve de nada bueno, tan solo para que le coja miedo a papa, al tío, al perro, al policía, a todo el que pongamos de ejemplo. Vale la pena que le animemos con cosas más positivas; venga que después de comer vamos a leer un cuento, pero hay que acabárselo todo (y si no se lo acaba todo, pues no hay cuento) o si no se porta bien pues no hay cuento; el cuento es un premio para ellos, si se lo damos sin ningún motivo, acabará por no ser un premio y les dará igual lo que digamos porque saben de sobra que lo van a tener igual, porque son muy listos y saben darse cuenta que muchas veces se les da las cosas por pena, y son expertos en dar pena.
Es muy típico el niño que delante de sus padres se comporta de una manera y con el resto del mundo de otra, y si con el resto del mundo, cuando sus padres no están, se comporta bien, cuando sus padres están delante hacen lo que los otros no les dejan, y los miran con la mirada típica de mira de "tu no me dejas pero mis padres si, así que ahora te aguantas y lo hago aunque no quieras porque ellos me dejan". En estos momentos es cuando la otra persona entiende el por qué los padres se quejan tanto de su hijo, de lo mal que se porta, de que no les hace caso, cuando a ellos sí.
Esto es muy frustrante para los que en alguna ocasión cuidamos de niños que se portan de maravilla con nosotros y con sus padres no, porque ves como algo que podría solucionarse con unas normas, unas rutinas y un saber estar por parte de los padres, se va al traste por la actitud de los padres, que se quejan pero no ponen soluciones.
Sé que en muchas ocasiones es difícil poner soluciones, ya que muchas veces lo que pasa es que uno de los padres es el que no quiere poner las soluciones y el otro sí, y si uno hace todo el trabajo y el otro se lo tira todo por tierra, el que lo hace bien acaba tirando la toalla. Para esto es muy importante educar primero al padre/madre. Hay escuelas de padres para enseñar como tratar con los problemas de los niños, animaos a ir para intercambiar opiniones, ser aconsejados por profesionales, acudid a psicopedagogos infantiles; si el del cole no os convence probar con los del ayuntamiento y si no un privado, pero vale la pena.
Estamos hablando de la educación de nuestros hijos. Vamos a intentar hacerlo bien. No nos demos por vencidos, educad a vuestra pareja, aprended juntos cómo ser mejores padres, pero no dejemos que el niño se convierta en un problema, ya que muchas parejas se separan por la discusiones por la educación de los hijos.
Y si sólo tenéis un niño y tenéis problemas no tengáis otro, no penséis que si tenéis otro se solucionan vuestros problemas, porque no es así, al contrario, se pueden duplicar, dos niños con pataletas, dos niños llorando, celos entre hermanos...
Bueno creo ya os he hablado demasiado por hoy, si tenéis alguna duda, queréis que hablemos de algún tema en concreto decidlo, que si hace falta hablamos con unas amigas que son psicólogas y pedagogas infantiles.
Otro día continuamos con el tema, espero que os sirva de ayuda.
Hay gente que no debería tener hijos, porque luego salen como salen, y no es culpa del niño el haber sido mal educado.
ResponderEliminarPerfecto, no cambiaría ni una coma :D
ResponderEliminarCon coherencia y sentido común salen todos supermajetes. Lastima que la coherencia es un lujo y el sentido común el menos común de los sentidos.
ResponderEliminarLa verdad es muchos padres deberían acudir a las escuelas de padres para aprender como educar a sus hijos antes de tenerlos y cuando ya los has tenido, para que te enseñen la mejor forma de educarlos y de como mejorar día a día. Todo es poner de nuestra parte y pensar que los pequeños sacrificios de hoy son para poder disfrutar de un futuro estupendo con nuestros hijos.
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