Ominoso, pero la gente da más miedo que la niebla. |
Hola a todos. Rescato del pasado reciente la
tercera adaptación del director Frank Darabont de un escrito del celebérrimo
Stephen King, tras “Cadena perpetua” (“The Shawshank Redemption”; casi
aciertan) y “La milla verde” (“The Green Mile”; esta vez sí). Se trata de “La
niebla” (“The Mist”), que no hay que confundir con otras cintas de igual o similar
nombre, que algún bodrio me he tragado por no andar con atención.
Al contrario que las películas mencionadas
anteriormente que son de ambiente carcelario, esta es de terror con muchos
elementos familiares para los seguidores del género.
Aquí se entra enseguida en harina y se pierde
poco tiempo, lo que es de agradecer. Un grupo de personas se ve atrapado en un
supermercado, rodeado por una espesa e inexplicable niebla en la que parece
haber algún tipo de peligro igualmente inexplicable pero mortal. Por supuesto
la película sería un poco sosainas si el único enemigo fuera lo que sea que hay
en la niebla, así que nos recuerda que no necesitamos monstruos, alienígenas,
fantasmas o psicópatas para dar miedo, sino que basta con juntar a unas pocas
personas y dejar que interactúen. Si le añades un poco de cabin fever mejor que mejor.
Si ya es difícil que dos personas se pongan de acuerdo encierra a veinte o treinta y verás lo que pasa. |
Como véis es un argumento ya visto en otras
cintas del género, como “La noche de los muertos vivientes” (“Night of the
Living Dead”), con un grupo de supervivientes encerrados contra una amenaza externa
y la relación entre ellos. También como “La noche de los muertos vivientes” es
una película interesante que va más allá de la acción y los sustos para lanzar
algunos mensajes de inevitable lectura política, como el uso del miedo para la
manipulación de la población. Los efectos del miedo en la sociedad y las personas es fundamental en toda la película.
Por otro lado, el ritmo es bueno y, aunque
dura dos horas, no se hace larga ni pesada.
Algunos personajes son un tanto arquetípicos
(¡Oh, mira, una fanática religiosa!) pero cumplen con su papel perfectamente y
está muy bien ver como tratan unos con otros.
Los efectos son un poco evidentes y el
ordenador se nota un poco demasiado, pero no es algo que le vaya a tener muy en
cuenta porque todo el resto (ambiente, historia, etc.) es bueno.
En definitiva es una historia clásica de
Stephen King: directa, divertida y muy eficaz. No es es un tratado de filosofía
pero no es tan boba como muchas otras historias de terror que van pululando por
ahí (terror adolescente, torture porn,
os estoy mirando…) y tiene un final muy interesante (distinto del original pero
que cuenta con la aprobación, incluso admiración, del autor) que posiblemente será lo que se os quede en la cabeza.
No revolucionará vuestra existencia pero, sin
duda, vale la pena verla.
Hasta la próxima.
P.D: también es divertido ir buscando los distintos homenajes a Stephen King que salpican la película, como los cuadros que está pintando el protagonista al principio.
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