domingo, 2 de agosto de 2015

La niebla

Ominoso, pero la gente da más miedo que la niebla.

Hola a todos. Rescato del pasado reciente la tercera adaptación del director Frank Darabont de un escrito del celebérrimo Stephen King, tras “Cadena perpetua” (“The Shawshank Redemption”; casi aciertan) y “La milla verde” (“The Green Mile”; esta vez sí). Se trata de “La niebla” (“The Mist”), que no hay que confundir con otras cintas de igual o similar nombre, que algún bodrio me he tragado por no andar con atención.
Al contrario que las películas mencionadas anteriormente que son de ambiente carcelario, esta es de terror con muchos elementos familiares para los seguidores del género.

Aquí se entra enseguida en harina y se pierde poco tiempo, lo que es de agradecer. Un grupo de personas se ve atrapado en un supermercado, rodeado por una espesa e inexplicable niebla en la que parece haber algún tipo de peligro igualmente inexplicable pero mortal. Por supuesto la película sería un poco sosainas si el único enemigo fuera lo que sea que hay en la niebla, así que nos recuerda que no necesitamos monstruos, alienígenas, fantasmas o psicópatas para dar miedo, sino que basta con juntar a unas pocas personas y dejar que interactúen. Si le añades un poco de cabin fever mejor que mejor.

Si ya es difícil que dos personas se pongan de acuerdo
encierra a veinte o treinta y verás lo que pasa.
Como véis es un argumento ya visto en otras cintas del género, como “La noche de los muertos vivientes” (“Night of the Living Dead”), con un grupo de supervivientes encerrados contra una amenaza externa y la relación entre ellos. También como “La noche de los muertos vivientes” es una película interesante que va más allá de la acción y los sustos para lanzar algunos mensajes de inevitable lectura política, como el uso del miedo para la manipulación de la población. Los efectos del miedo en la sociedad y las personas es fundamental en toda la película.


Por otro lado, el ritmo es bueno y, aunque dura dos horas, no se hace larga ni pesada.
Algunos personajes son un tanto arquetípicos (¡Oh, mira, una fanática religiosa!) pero cumplen con su papel perfectamente y está muy bien ver como tratan unos con otros.
Los efectos son un poco evidentes y el ordenador se nota un poco demasiado, pero no es algo que le vaya a tener muy en cuenta porque todo el resto (ambiente, historia, etc.)  es bueno.

En definitiva es una historia clásica de Stephen King: directa, divertida y muy eficaz. No es es un tratado de filosofía pero no es tan boba como muchas otras historias de terror que van pululando por ahí (terror adolescente, torture porn, os estoy mirando…) y tiene un final muy interesante (distinto del original pero que cuenta con la aprobación, incluso admiración, del autor) que posiblemente será lo que se os quede en la cabeza.

No revolucionará vuestra existencia pero, sin duda, vale la pena verla.

Hasta la próxima.


P.D: también es divertido ir buscando los distintos homenajes a Stephen King que salpican la película, como los cuadros que está pintando el protagonista al principio.

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