(Traducción) - Seguro que me estoy perdiendo unos programas de TV buenísimos. |
Saludos a los
todos. En esta ocasión os voy a recomendar una tira cómica.
La verdad es que
no soy muy aficionado a estas tiras, pero conozco unas pocas: Mafalda, Garfield, Dilbert,
Peanuts, Hägar the Horrible…
Ahora bien, hay
una serie que me gusta especialmente y, de hecho, es la única de la que tengo la
colección completa: "Calvin and Hobbes" de Bill Watterson.
Calvin (llamado
así por un teólogo del siglo XVI) es un niño de 6 años. Es de una familia de clase
media, tiene una imaginación desbocada, su propio mundo y tendencia a la
travesura. Es perezoso, egoísta, pero bueno en el fondo, y tiene una filosofía
de vida y una ironía impropios de un niño de su edad.
Hobbes (llamado
así por el filósofo, autor de Leviatán) es su tigre de peluche. Es antropomorfo
y da el contrapunto a los pensamientos de Calvin, teniendo los pies en la
tierra y aportando un punto de vista más sensato (en ocasiones).
Cuando hay otros
personajes en escena Hobbes se ve como un peluche. Cuando sólo está Calvin
aparece con su “forma animada”. Puede ser interpretado como que es un amigo
imaginario, pero la verdad es que Hobbes rezuma vida por todos lados y me cuesta pensar que es de peluche.
Por supuesto
tenemos otros personajes con personalidad propia, como sus padres; Susie, su
sufrida compañera de clase; Rosalyn, la niñera; la señorita Wormwood, la
profesora… Todos personajes sensatos que suelen verse atrapados en el loco
mundo de Calvin y sirven de contraste.
Y con estos
mimbres tenemos diez años de tiras cómicas que tratan temas tan diversos como
la familia, la amistad, la niñez, la imaginación, el bien y el mal, el
ecologismo, la muerte, el consumismo, el pacifismo, la televisión… con una buena cantidad de ironía e ingenio.
Por supuesto
también hay tiras que simplemente tratan de ser divertidas.
¿Lo consiguen? En
la inmensa mayoría de casos sí. La verdad es que las encuentro inteligentes,
entretenidas y, a veces, dan que pensar. Está bien tener el punto de vista de un
tigre y de un niño para poder ver a la humanidad con una cierta perspectiva.
Las tiras muchas
veces son agudas, los personajes respiran y tienen personalidad propia,
encontramos situaciones y gags recurrentes a los que se les coge cariño
rápidamente, como los muñecos de nieve, el Calvinball, los descensos en el
carro o el trineo, Hamster Huey…
Además hay un
punto que nunca podré agradecer suficiente al señor Watterson. Al cabo de diez
años, cuando sintió que ya había dicho todo lo que tenía que decir, y antes de
que la tira se volviese repetitiva, se retiró.
Un gesto honrado y
valiente, que ayuda a mantener vivo el legado de Calvin y Hobbes, en vez de
seguir publicando, cada vez con menos ideas, y que el lector se aleje por puro
agotamiento.
En mi opinión es
un cómic inteligente, por momentos profundo,
siempre ameno y lleno de personajes cercanos y entrañables.
Imprescindible.
P.D: Sólo he leído
la versión original. No puedo asegurar que la traducción sea buena,
especialmente cuando hay juegos de palabras y similares.
EXCELENTISIMO
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