jueves, 15 de junio de 2017

Kaguya-Hime no monogatari (El cuento de la Princesa Kaguya)



“Kaguya-Hime no monogatari” es una película del famoso Studio Ghibli, de 2013. Los aficionados al nihongo de entre vosotros habréis podido traducir como algo parecido a “Historia de la Princesa Kaguya” y seguramente estaréis pensando: “¿Kaguya como el espaciopuerto lunar Kaguya del universo Android1?”
¡Correcto, esa misma Kaguya!
Por supuesto esta historia no está basada en Android, sino que está basada en la “Historia del cortador de bambú”, que fue escrita en el Japón del siglo 10. Dado que, por lo que he podido leer, esta película sigue de forma razonablemente fiel el texto (no literal, pero aproximada) creo que podemos hablar de ella sin considerarlo spoiler como tampoco habría spoiler de Caperucita Roja.

Poco más o menos, un cortador de bambú (un leñador, por así decirlo) encuentra dentro de una planta una niña prodigiosa que crece de forma acelerada y da muestras de otras misteriosas cualidades, a la que adopta como propia.
Más tarde encuentra en otra planta muchísimo oro, con el que se mudan a la capital a hacer de la niña, apodada Takenoko (¿como el juego del panda comedor de bambú de Antoine Bauza? ¡Correcto!2), una princesa, porque creen que ese es su destino.


El resto de la historia la podéis leer en cualquier lado. Lo importante, me parece a mí, es la incapacidad de nuestra princesa Kaguya/Takenoko de encontrar su lugar. Algunos nobles se muestran un tanto reacios a aceptarla como a una igual por tener un origen (teóricamente) humilde; cuando trata de volver a su pueblo en la montaña al que tanto añora, resulta que los lugareños la tratan con temor reverencial porque ahora es una princesa (ni siquiera la reconocen, de hecho); tratan de casarla pero ella se niega a pertenecer a nadie y rechaza a todos los pretendientes, uno tras otro, hasta rechazar al mismo Mikado sólo para encontrar al amor platónico de su infancia con mujer e hijo…
No puede ser noble, no puede ser humilde, no puede casarse, ni la dejan ser realmente libre y, sin embargo, le encanta este mundo (¿es posible que esta chica prodigiosa sea de otro mundo? Pista: espaciopuerto lunar Kaguya (no, no es spoiler, que fue escrito hace 1000 años)).
El mensaje final viene a ser que la vida es bella pero duele y al final te mueres. Es importante identificar las cosas realmente importantes. Resulta bastante agridulce, como muchas de las historias que he visto del País del Sol Naciente.

¿Agridulce? ¿Entonces le puedo poner esta película a los críos para que se queden fascinados mientras yo me tomo un café o se van a quedar traumatizados? Diría que esta no es una película que vaya a entusiasmar a los niños por varios motivos, y ninguno es que se vayan a quedar traumatizados (aunque la inevitabilidad del destino es, ciertamente, desasosegante).



El primero es que me parece que los problemas que aborda están más bien en el lado interno y filosófico. Me identifico con el punto de vista de los padres y entiendo que quieran darle lo mejor (ser una princesa, aunque sea a golpe de talonario y matrimonio con uno de los hombres más notables de las islas) aunque creo que nadie le pregunta a la chica si eso es lo que quiere. Tampoco es que ella se de cuenta de lo que realmente quiere hasta que es demasiado tarde, y también me identifico mucho con eso. Es una tragedia vieja como el tiempo y aquí se repite.

Por otro lado, la película es parsimoniosa. No tiene prisa, ninguna. Por explicarlo rápidamente. ¿Os acordáis de “Lluvia de albóndigas”? Esta película está en las antípodas. “Lluvia de albóndigas” es muy rápida, disparatada y comienza con la frase (escribo de memoria): “…cuando todo parecía perdido, miré fijamente a la derrota y encontré esperanza”.
En “El cuento de la Princesa Kaguya” te puedes pasar un rato viendo como unos niños retozan por un bosque, roban un melón o cantan una canción (de gran importancia en la historia, por cierto).
No estoy diciendo que no sea relevante todo lo que pasa, es sólo que no tiene prisa por contarlo, ni tiene un Olaf para soltar algún chiste (ni mucho menos tropieza nadie para darse un coscorrón), ni tiene por qué acabar bien por decreto.



¿Qué tiene entonces? Primero, algo interesante que contar. Fijaos que aún no me he quejado de la duración, y es una película lenta de más de dos horas. Eso es porque es capaz de llenar las dos horas.
Segundo, una elegancia y una belleza plástica que llaman poderosamente la atención. El dibujo, de corte muy tradicional (y no me refiero a que parezca de Disney), es una maravilla y demuestra una vez más que las CGI no son necesariamente la única ni la mejor de las opciones disponibles.

Para ir acabando confesaré que cuando acabé de verla sabía que me había gustado pero no tenía claro si bastante o sólo estaba bien. Después de dejarla reposar me he dado cuenta de que me ha gustado más de lo que creía y que el poso que me ha dejado es muy bueno.

Esta es pues, una película intimista y profunda, muy bonita y que vale, sin duda, la pena. Muy recomendada.

Como película para los niños… depende del niño. Si queréis una recomendación más digerible para los retoños os podría mencionar “Kubo and the Two Strings”, que también es de ambiente nipón y también es una película estupenda.





1 Android como la serie de juegos y libros de Fantasy Flight Games, no el sistema operativo.

2 https://boardgamegeek.com/boardgame/70919/takenoko