domingo, 29 de marzo de 2020

The Invisible Man (2020)

Paranoia, paranoia... Superparanoia...


Hola a todos. Hoy os traigo “The Invisible Man”, un nuevo giro a la conocida historia de H. G. Wells.
La película tiene dos partes bien diferenciadas. Tiene un planteamiento y una caracterización muy interesantes, pero luego patina en la ejecución.

En este caso el titular hombre invisible es Adriana, un maltratador, controlador, manipulador y despreciable científico, puntero en el campo de la óptica, pero repugnante en el campo de las relaciones humanas, en especial con su mujer, que es la relación en la que se centra la película.
La susodicha esposa (Cecilia) está interpretada, y bien interpretada, por Elisabeth Moss (a la que, por alguna casualidad, sólo he visto en películas donde pone cara de angustia) y sabe transmitir el miedo, la ansiedad y la paranoia donde te sumerge este tipo de relación.

La película empieza con Cecilia cogiendo sus cosas y huyendo en plena noche de la casa conyugal, mientras Adrian la persigue y promete que lloverá fuego y azufre. El caso es que Adrian se suicida poco después, pero Cecilia no puede quitarse la impresión de que Adrian sigue ahí, mirando, acechando y esperando su momento. Toda esta parte me gusta mucho y me parecen bien llevadas, como ya he dicho antes, la angustia y la paranoia. El miedo llega a tal punto que te preguntas si realmente habrá alguien acechando o si todo está en la cabeza de Cecilia. No, esto no quiere decir que esté loca, sino que es una consecuencia natural de un estrés crónico. La sombra de un maltratador es muy larga. Parafraseando al Bardo y citando literalmente a Iron Maiden: “The evil that men do lives on and on”.

El problema es cuando empieza a materializarse la amenaza del hombre invisible ya nos olvidamos un poco de todo esto y vamos a una cinta de terror mucho más normal (con sustos, golpes y sangre, en vez de una amenaza mucho más psicológica), cayendo en los clichés negativos del género.
Por ejemplo, los testigos de lo que ocurre se niegan a creer lo que ven sus ojos y prefieren acusar a Cecilia de todo lo que pasa. Se niegan hasta el punto de la inverosimilitud. Está claro que no puedes explicar lo que ha pasado porque no sabes que existe un hombre invisible, pero no puedes acusar de agresión a una mujer sentada a dos metros de distancia, a la que estás mirando todo el tiempo y no se ha movido. Ella no te ha pegado, es evidente para el espectador y debería ser evidente para los personajes.
Sin entrar en detalles, hay otras escenas donde las leyes de la probabilidad y de la física saltan por los aires y la credibilidad de la cinta cae en barrena. Por no decir que el hombre invisible, cuando empieza la acción, parece un terminator y ya os digo que no es un Seal o un exMossad.
Nada encaja con el ambiente generado al principio y me da mucha rabia, porque el principio me pareció de lo más interesante y me estaban dando muchas ganas de que me gustara la película, pero no puedo suspender mi incredulidad hasta tal punto.
Igual si hubieran hecho dos películas, una más psicológica con la parte interesante, y un slasher mucho más típico con el resto, me hubiera quedado más satisfecho, pero las dos partes juntas... no me encajan.

Podéis darle una oportunidad porque la premisa y las interpretaciones me gustaron y quizá podáis verle la gracia (es un decir) a las partes que a mí me chirriaron, pero no os la voy a recomendar muy encarecidamente.

lunes, 23 de marzo de 2020

John Wick: Chater 3 - Parabellum



Si vis pacem, para bellum.


John Wick: Chapter 3 – Parabellum es, lógicamente la continuación de la saga de John Wick, comenzando directamente donde acababa la segunda. La cuarta (programada para 2021, si los virus lo permiten) comenzará donde acaba la tercera, seguramente.

La película es, básicamente, una escena de acción de dos horas. La historia ya la habéis visto, la verdad, y tiene unos breves recesos para que los distintos personajes tengan conversaciones con las que entrever el pasado y relaciones de cada uno y puedan tomar decisiones que no comparto.
Respecto a esto, ya soy viejo como para decir que la película está bien o mal hecha porque los personajes tomen las decisiones que yo creo que deberían tomar, o me gustaría que tomasen. Aún así he acabado con la sensación de que la gente actúa con honor, se respeta o se traiciona por motivos estéticos, es decir, porque en ese momento mola que hagan eso.
Y es que la película, al menos así la he entendido yo, va de molar.

Así que lo único que puedo decir es que ni la historia ni la verisimilitud se interponen en el camino de una acción imparable y estupendamente coreografiada. Y eso mola, que es de lo que va la película.

Una advertencia. A veces la acción es tan hiperbólica que corre el riego de caer en el absurdo y hasta el ridículo y, sin embargo, a poca buena voluntad que pongas, aguanta muy bien.

Deja la incredulidad en otra habitación y prepárate para el reparto de bofetadas. Porque mola.