lunes, 25 de enero de 2016

Hickory Dickory Dock

Todo el mundo sabe, supone, asume (o es una impresión personal) que tener hijos es muy bonito, pero tiene muchas partes difíciles: hay etapas donde se duerme poco y mal, come o no come, se pone enfermo… Ahora me está tocando una de las más complicadas, ¡las canciones! :P
El niño se lo pasa bien (al menos no se queja, no como cuando oye el doble bombo…) pero las canciones infantiles son puñeteramente pegadizas y no puedo parar de canturrear:

Hickory Dickory Dock
The mouse went up the clock
The clock struck one (two, three… y así hasta donde quieras)
The mouse went down
Hickory Dickory Dock

Llevo muchas, muchas más veces de las que canté…

Goblin King of the Darkstorm Galaxy
Ride on the wings of doom
Grant me the power to fight my foes
And defeat the lords of the moon

…y esas fueron varios millones, así que sólo puedo suponer que están siendo billones, zillones y gritones de veces.

Como ya tengo la cabeza como un bombo del ratón y el reloj, lo comparto con vosotros, a ver si el peso, entre todos, es menos.

Por supuesto ya he empezado a componer una canción que incluye la melodía de Hickory Dickory Dock, a ver si así me exorcizo. No sé si llegaré a acabarla, pero por probar…

Saludos a todos, en especial a los que han sufrido Five Little Monkeys, Estaba una pastora, y el resto de su ralea.

martes, 19 de enero de 2016

The Visit



Hola a todos. Ya he podido ver la nueva de Shyamalan, “The Visit” (en español, “La visita”, esta era fácil).

Paula huyó de casa de sus padres y no ha vuelto a verles desde hace casi veinte años. Sin embargo, ha habido un cierto acercamiento vía telefónica y, como emisarios de buena voluntad, manda a sus dos hijos, Rebecca y Tyler (de unos 16 y 13 años respectivamente), para pasar una semana con ellos, que conozcan a sus abuelos y, de paso, le dejan la semana libre para ir de crucero con su novio.
En cuanto los nietos llegana a la casa se dan cuenta de que no todo es demasiado normal, que la gente mayor es muy, pero que muy siniestra y que se van a llevar un par de sustos antes de que acabe su visita.

Becca tiene ínfulas de gran directora de cine y va todo el día cámara en mano, rodando un documental de la visita familiar, así que la película tiene ese formato, de vista en primera persona e imagen ligeramente inestable (como “The Blair Witch Project”, “Cloverfield” o “REC”).

“The Visit” presenta pocos personajes, centrando la acción en los abuelos y los nietos, no hace alarde de grandes estrellas y tiene pocos efectos especiales, lo que le permite tener un presupuesto bastante, bastante bajo (unos 5 millones de dólares, creo recordar), así que, aunque tenga un director bastante conocido, es una cinta de serie B.

Eso de que tenga pocos efectos os puede adelantar que es una película de miedo, pero no de mucha sangre, ni visceras, ni tranformaciones horripilantes, sino más bien de sugerencia y ambiente. Por supuesto también tenemos algún truco barato del estilo “voy a saltar justo delante de la cámara” que lo podéis perdonar o no, dependiendo de lo hartos que estéis de los ver los mismos viejos sustos de baratillo.
Sin embargo, algunos de los momentos más siniestros que terroríficos (como el horno) funcionan bastante bien



En general, diría que la película es más efectiva que original. Está bien hecha, pero ya lo habéis visto más o menos todo y dependerá de vuestro gusto por este tipo de películas y por el estilo de su director que os guste más o menos.

La verdad es que no he visto las dos cintas anteriores de Shyamalan (“The Last Airbender” y “After Earth”) que fueron casi unánimemente vapuleadas pero esta parece un paso en la buena dirección.
Si no os gusta el estilo de Shyamalan, las películas con niños/adolescentes o, en general, el género de terror cámara en mano, os podéis saltar la película sin perder el sueño por ello, pero si sois de los que se dejan llevar por el ambiente de la película, digamos que, al menos, no está mal.
No es ni “The Exorcist”, ni “Poltergeist”, ni siquiera “The Babadook”, que me pareció más inteligente, pero cumple su función de pasar el rato y dar mal rollo a los que, como a mí, se nos ponen los pelos de punta en cuanto una persona que nos dobla (o triplica, si sois más jóvenes que yo) la edad, se pone detrás de nosotros en la cola del supermercado.

jueves, 7 de enero de 2016

Cook Serve Delicious


Simple, pero sorprendentemente entretenido.


Como la vida está un tanto achuchada, hace ya un tiempo que a los videojuegos les puedo dedicar ratos de una media hora, y eso si hay suerte. Acabar obras, por interesantes que sean, como los “The Witcher” o “The Elder Scrolls” (mejor “The Witcher”, si os interesa mi opinión), me llevaría una vida y resultaría poco práctico, así que, de momento, voy derivando hacia juegos menos exigentes en cuanto a tiempo, y ahí entran los casual games o jueguecillos de pasar el rato, en román paladino.
Pues bien, en este campo entran pequeñas joyas como “One Finger Death Punch”, ya comentado anteriormente, o el que ahora nos ocupa “Cook Serve Delicious”, que pone a nuestra disposición la cocina de un restaurante, al que deberemos llevar a las más altas cotas del prestigio culinario.

¿Cómo hacerlo? ¿Vemos todos los programas de Chicote? ¿Nos apuntamos a la escuela online de MasterChef? Mucho mejor, cómodamente sentados con nuestro teclado (o mando, lo que prefiráis).
La mecánica de todo esto es muy sencilla. Comenzamos con un restaurante vacío y unos dólares para comprar unos platos. Con el presupuesto inicial sólo podremos empezar con lo más básico (nada de vino y langosta) pero, aun así, tendremos suficiente dónde elegir.
Cada día podremos seleccionar nuestra oferta de entre los platos que hayamos comprado, teniendo en cuenta que hay diversos factores que afectarán positiva o negativamente a la popularidad de nuestro restaurante (lo que hará que venga más o menos gente). Algunos de estos factores son la repetición de platos en días sucesivos (se cansan de verlos y se van a otro restaurante), que llueva o no (hay recetas que se piden más los días de lluvia), ofrecer platos más o menos saludables, etc.
Una vez acabadas estas gestiones, extremadamente sencillas, pasamos al meollo del asunto. Abrimos el restaurante y nos lanzamos a cocinar.

De momento sólo 4 comandas a la vez. Fácil.
Cuando empiezan a ser más el argumento se complica...

Estamos en nuestro restaurante. A la izquierda de la pantalla tendremos una lista de las comandas que van entrando de nuestros clientes. De entre ellas podemos seleccionar la que queramos preparar pero, cuidado, los clientes tienen una paciencia finita y, si les hacemos esperar demasiado, se irán a otro sitio donde atiendan mejor.
Una vez seleccionada la comanda, se nos especifica qué receta en concreto quiere el cliente, porque cada plato puede tener varias recetas distintas, y se abre a nuestra derecha la ventana de cocina con la lista de todos los ingredientes disponibles para el plato (y eso incluye todos los de todas las recetas distintas para dicho plato, o sea, que la lista puede ser bastante más larga de lo necesario para nuestro caso). Cada ingrediente tiene vinculada una tecla para añadirlo al plato. Así de sencillo.
Algunos platos pueden tener varios pasos; como las hamburguesas, donde primero hay que cocinar la carne y luego montar todos los ingredientes; o requerir un orden concreto, como la lasaña, donde tenemos que apilar los ingredientes en un orden lógico ([pasta + salsa + queso + parmesano] (x3), si no recuerdo mal).
Si no cometemos ningún error será un plato perfecto y subirá nuestra reputación, además de mejorar la posibilidad de propina, si cometemos un pequeño error se considerará un plato mediocre y, bueno, saldremos del paso sin mucha queja, pero si el error es grave será un mal plato, el cliente se marchará enfadado y bajará nuestra reputación.

Como veis, montar una buena lasaña es tan fácil como pulsar:
p + s + c + r + p + s + c + r + p + s + c + r + [Enter]
Pero esto no es tan fácil como parece cuando se te empiezan a acumular las comandas en las horas punta de la comida y la cena, y nada, nada, fácil cuando aún no te sabes de memoria los ingredientes y sus teclas asignadas.
¿Y si la lasaña la piden con carne, vegetales o mixta? Pues ya hay pequeñas variaciones en los ingredientes que tendremos que controlar para poder acabar un día medianamente exitoso.
Y para que todo sea más divertido, irán apareciendo pequeñas tareas, como limpiar los servicios o fregar los platos, que nos penalizarán si no las conseguimos realizar a tiempo.

Abajo, la receta. A la derecha, los ingredientes.
En ese caso: T + C + P + M + [Enter]


Al final del día tendremos, a buen seguro, un montón de dinero acumulado que podremos gastar en comprar platos distintos y mejorar los que tenemos, lo puede aumentará su número de ingredientes y número de recetas distintas, pero también el dinero que cobramos por ellos.
Además podemos comprar pequeñas mejoras para nuestro local, como el lavavajillas o el servicio de comida para llevar.

El restaurante irá progresando conforme vayamos cumpliendo unos requisitos predefinidos para ganar una nueva estrella, lo que abrirá más huecos para comandas (lo que nos dará más clientes y más dinero, pero también más presión y dificultad) y la posibilidad de añadir más platos distintos en nuestro menú diario (lo mismo que en el caso anterior).

Esa es la dinámica básica aunque también hay eventos especiales, al margen del día a día del restaurante, con los que podemos ganar más dinero, equipamiento o incluso el amor.
Resulta sencillo, pero la pregunta que tenemos todos en mente es, ¿resulta entretenido?
Mucho, aunque la parte de gestión es tan simple que igual no merece ser llamada “gestión” y el juego en sí no es muy distinto a aprender mecanografía (ir pulsando las teclas correctas, a la mayor velocidad posible, mientras vas leyendo las comandas), la verdad es que resulta bastante entretenido. Los días son cortos (seis o siete minutos), la acción constante y siempre es emocionante intentar conseguir el día perfecto (que además te da un pequeño bono económico).

Evidentemente no es un juego con el que pasarte toda una noche (para eso está “Civilization”) pero ya le habré echado unas doce o trece horas y me sigue resultando igual de divertido que al principio, o incluso más, porque el principio resulta bastante sencillo.
Mientras entrenáis la rapidez visual y coordinación podéis pasar un buen rato haciendo de cocinillas sin tener que mancharos de harina.
Esto, sumado a que lo compré a menos de 1 € (¡esperad siempre a las ofertas!), hace que “Cook Serve Delicious” sea una jugada redonda que recomiendo a quien quiera jugar un rato poniendo a prueba sus reflejos y sin muchos quebraderos de cabeza.