martes, 28 de enero de 2020

¡Fuego!

Caja pequeña. Unos 15 €.



¿Se puede mezclar el Space Invaders con las operaciones aritméticas básicas (sumar, restar, multiplicar...)?
Si pensáis, “¡Locura...! ¡Blasfemia!”, aquí está Friedemann Friese para demostrar que sí que se puede, con su juego “¡Fuego!”.

Es un juego Fable, esto es, tiene unas reglas sencillas y unas pocas cartas con las que empezar y, a medida que avanzamos, vamos “desbloqueando” el resto de cartas y añadiendo reglas.
Os cuento el primer nivel, para no hacer spoiler del resto.

Para empezar, tenemos unas cartas de invasores alienígenas con varios niveles de vida, cada uno con un nivel de blindaje (12, 9, 6 y 3, por ejemplo). Para hacerles el primer nivel de daño tendríamos que hacer un disparo de potencia 12 o más. Para hacer el segundo, disparo de 9, etc. Si hacemos un disparo de potencia 21 le podemos hacer los dos primeros niveles de vida de un sólo disparo.
Si acabamos con sus niveles de vida, destruimos la nave (lógicamente) y, si destruimos a todos los invasores, pasamos de nivel (lo que añadirá nuevos invasores y cartas).

Alienígenas, naves y baterías.

Pero, ¿cómo disparamos? Tenemos tres naves, aunque su posición es irrelevante. Todas pueden disparar a cualquier invasor.
Cada turno robamos una carta de batería y la colocamos en una de las naves (este será todo nuestro turno: robar una carta y colocarla).
Cada carta de batería tiene un nivel de energía (de 1 a 5) y un punto de mira (Puntería = nº de puntos de mira = nº de cartas de batería en la nave).
Cuando una nave acumula 10 o más puntos de energía, dispara (queramos o no).
La potencia del disparo es de (Nivel de energía – 10) * Puntería.

Ejemplo: con 6 cartas de batería hemos acumulado 14 puntos de energía.
La potencia del disparo será (14 – 10) * 6 = 24.
Ojo, esto implica que si tenemos exactamente 10 puntos de energía el disparo tendrá potencia 0.

El quid de la cuestión es que con cada disparo debemos destruir una de las cartas de batería y el resto van al descarte. Al acabar el mazo se baraja el descarte, pero cada vez tenemos menos cartas para conseguir acabar con todos los invasores.

Y eso es todo. Es bastante sencillo de jugar y me resulta interesante. Te pasas el rato haciendo números, intentando conseguir un buen patrón de baterías para optimizar los disparos. Por ese mismo concepto yo creo que no a todos los jugadores les resultará muy entretenido, pero creo que vale la pena echarle un vistazo.


P.D: importante. Se puede jugar a dos jugadores, pero aún no le he probado y no sé cómo funciona.

lunes, 20 de enero de 2020

Ernest & Célestine (película)



Hola a todos. Hoy os traigo 'Ernest & Célestine', una película de animación franco-belga, basada en una serie de libros infantiles del mismo título a los que no he podido echar un ojo aún.
La película, sin embargo, la podéis ver en Amazon Video y, sin duda, en otras plataformas similares.

Ernest es un oso. Sus padres querían que fuera juez, siguiendo la tradición familiar, pero él quería ser músico, así que acabó viviendo un poco apartado de la sociedad y pasando bastante hambre.
Célestine es una ratona huérfana que no quiere ser dentista, como todos los adultos le dicen que el mundo necesita, sino pintora, por lo que tampoco encaja bien en lo que la sociedad espera de ella.

¡Cuidado, ratones!
¡Cuidado, osos!

Estos dos personajes se encontrarán y surgirá una amistad bonita, pero imposible, porque los osos y los ratones se miran con tremenda desconfianza. Todo los ratones saben que los osos malvados te pueden comer entero y todos los osos saben que los ratones vienen a miles y son imposibles de expulsar una vez entran en tu casa.

¿Se verán obligados a no verse más y aceptar las profesiones que les imponen sus respectivas comunidades? Tenéis que ver la película para saberlo.

¿Os vale la pena ver la película? Opinión personal e intransferible: mucho.

Por un lado, la historia es bonita y tiene muchos mensajes positivos para los pequeños (niños y niñas de todas las edades, en realidad): amistad, comprensión, solidaridad, tolerancia, la lucha por tus sueños, lo negativo de los prejuicios, la presión social, las clases sociales, primer y tercer mundo...

Ernest y Célestine

No es nada que no hayáis podido ver antes, pero está bien contado y no se me hace ni demasiado evidente, ni demasiado empalagosa (lo que puede no ser fácil de encontrar en películas infantiles).
Además, tiene un humor que no tiene mucho que ver con algunos secundarios cómicos de la animación estadounidense que, desde el cariño y el respeto, me resultan muy cargantes. Incluso los momentos más slapstick me encajan bien y no me da la la típica sensación de tener que obviarlos por estar dirigidos a un público mucho más pequeño.

Los momentos más ingeniosos resultan muy simpáticos y los momentos más poéticos (como la llegada de la primavera) son verdaderamente..., eso, poéticos.

Toda la película resulta elegante. No es lenta, para nada, pero no tiene prisa y en ningún momento me resulta frenética, ni alocada. Eso, a la velocidad que va la vida, lo agradezco mucho.
Además no es larga (unos 80 minutos), ni se hace larga en ningún momento.

Para completar, podéis reconocer que estéticamente es preciosa o revelaros como gente vil y sin corazón.

¿Seréis gente vil y sin corazón?

El dibujo tiene un aire muy clásico (que recuerda a cómic franco-belga, supongo) y es muy, muy bonito. La animación está también muy bien y, puede equivocarme mucho, pero la forma de correr de Célestine me recordó a los movimientos de las películas de Ghibli. Igual fue solo una impresión errada o quizá usan técnicas parecidas. No lo sé, realmente. Lo que sí que puedo asegurar es que la película es muy chula de ver y tiene muchos detalles que ir descubriendo.

La película salió en 2012 y fue nominada al Oscar, aunque ganó Frozen. Bah, Frozen está bien, pero esta me parece muy superior. Cuestión de gustos.

En resumen, es una historia bonita y bien contada, con humor, ingenio, elegancia y estéticamente deliciosa. Esta película es el equivalente a sentarse frente a una cálida chimenea en un día de invierno.