domingo, 19 de mayo de 2013

Calvin y Hobbes


(Traducción) - Seguro que me estoy perdiendo unos programas de TV buenísimos.

Saludos a los todos. En esta ocasión os voy a recomendar una tira cómica.
La verdad es que no soy muy aficionado a estas tiras, pero conozco unas pocas: Mafalda, Garfield, Dilbert, Peanuts, Hägar the Horrible…
Ahora bien, hay una serie que me gusta especialmente y, de hecho, es la única de la que tengo la colección completa: "Calvin and Hobbes" de Bill Watterson.

Calvin (llamado así por un teólogo del siglo XVI) es un niño de 6 años. Es de una familia de clase media, tiene una imaginación desbocada, su propio mundo y tendencia a la travesura. Es perezoso, egoísta, pero bueno en el fondo, y tiene una filosofía de vida y una ironía impropios de un niño de su edad.
Hobbes (llamado así por el filósofo, autor de Leviatán) es su tigre de peluche. Es antropomorfo y da el contrapunto a los pensamientos de Calvin, teniendo los pies en la tierra y aportando un punto de vista más sensato (en ocasiones).
Cuando hay otros personajes en escena Hobbes se ve como un peluche. Cuando sólo está Calvin aparece con su “forma animada”. Puede ser interpretado como que es un amigo imaginario, pero la verdad es que Hobbes rezuma vida por todos lados y me cuesta pensar que es de peluche.

Por supuesto tenemos otros personajes con personalidad propia, como sus padres; Susie, su sufrida compañera de clase; Rosalyn, la niñera; la señorita Wormwood, la profesora… Todos personajes sensatos que suelen verse atrapados en el loco mundo de Calvin y sirven de contraste.

Y con estos mimbres tenemos diez años de tiras cómicas que tratan temas tan diversos como la familia, la amistad, la niñez, la imaginación, el bien y el mal, el ecologismo, la muerte, el consumismo, el pacifismo, la televisión…  con una buena cantidad de ironía e ingenio.
Por supuesto también hay tiras que simplemente tratan de ser divertidas.

¿Lo consiguen? En la inmensa mayoría de casos sí. La verdad es que las encuentro inteligentes, entretenidas y, a veces, dan que pensar. Está bien tener el punto de vista de un tigre y de un niño para poder ver a la humanidad con una cierta perspectiva.

Las tiras muchas veces son agudas, los personajes respiran y tienen personalidad propia, encontramos situaciones y gags recurrentes a los que se les coge cariño rápidamente, como los muñecos de nieve, el Calvinball, los descensos en el carro o el trineo, Hamster Huey…


Además hay un punto que nunca podré agradecer suficiente al señor Watterson. Al cabo de diez años, cuando sintió que ya había dicho todo lo que tenía que decir, y antes de que la tira se volviese repetitiva, se retiró.
Un gesto honrado y valiente, que ayuda a mantener vivo el legado de Calvin y Hobbes, en vez de seguir publicando, cada vez con menos ideas, y que el lector se aleje por puro agotamiento.

En mi opinión es un cómic inteligente, por momentos profundo,  siempre ameno y lleno de personajes cercanos y entrañables.
Imprescindible.

P.D: Sólo he leído la versión original. No puedo asegurar que la traducción sea buena, especialmente cuando hay juegos de palabras y similares.
 

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