miércoles, 8 de mayo de 2013

Mistborn - The Final Empire





Me considero un hombre de principios. ¿Y quién no?
Incluso el asesino, según he notado, considera sus acciones “morales” de alguna forma.
Quizá otra persona, leyendo sobre mi vida, me llamaría un tirano religioso. Me llamaría arrogante. ¿Y por qué ha de ser su opinión menos válida que la mía?
Creo que todo se reduce a un hecho: al final, yo tengo los ejércitos.


Hola de nuevo. Hoy vamos a comentar brevemente uno de los últimos libros que he acabado de leer, “Mistborn - The Final Empire”, de Brandon Sanderson.

La verdad es que no había oído hablar de la saga de Mistborn ni del autor, así que me acerqué sin ninguna idea preconcebida. Es un libro de unas 600 páginas, de género fantástico, y el primero de la trilogía de Mistborn.

El mundo lleva un milenio gobernado por un tirano, autoproclamado dios, que ha dividido la sociedad en esclavos y aristócratas. No hay término medio.
En algún punto de su ascenso el cielo se cubrió de ceniza y el sol dejó de brillar como nosotros lo vemos. Por las noches unas aterradoras nieblas cubren la tierra.
Contra el mencionado tirano se alzará una nueva revolución (no ha sido la primera en sus mil años de reinado, por supuesto) con todos los protagonistas del libro.

Nos encontramos entonces ante un mundo propio que necesita una descripción más detallada que un mundo arquetípico (pongamos Krynn). Por ejemplo, pasa buena parte del libro explicando como la protagonista descubre la Alomancia (Allomancy en el original, que es el que he leído), un sistema de magia propio.
El autor juega a contarnos qué está pasando pero no detallar por qué está pasando y cómo han llegado las cosas ahí, y así, aumenta el interés por el desarrollo de la historia.

De la misma forma los personajes son descritos lo suficiente como para saber cómo funcionan y entender sus reacciones, pero sin entrar en detalles de su pasado.
Eso puede no parecerlo pero tiene su parte buena. Hace avanzar la historia más rápido.
En el libro sale una cierta cantidad de personajes y, si tuviéramos que conocer la historia de todos, en vez de tres, serían trece libros (y no me convencen las series interminables).
Por supuesto, esta falta de información vuelve a aumentar el interés, porque sabemos que hay detalles que, tarde o temprano, acabará revelándonos.

En la historia vamos a encontrar elementos épicos, batallas por la libertad, reveses del destino, amores de cuento de hadas, juegos de espías, genios criminales y demás cosas interesantes, saltando entre el ambiente palaciego y los bajos fondos.
Por supuesto, también encontraremos el Síndrome de la Estrella de la Muerte (¡somos invencibles!... salvo por este pequeño detalle pero si nadie se da cuenta…).
Además, por suerte, no todo el mundo cuenta con Inmunidad de Guión y nos podemos llevar alguna sorpresa.

En general encontraremos lo necesario para pasar un buen rato con este libro, aunque no es perfecto y a la resolución, que suele ser lo más difícil, se le podrían discutir algunas cosas.
Lo dicho, el interés radica tanto en la acción como en la mencionada falta de información.
Si buscas una historia que cierre todos los flecos o acción pura y dura, este no es tu libro, pero si puedes aceptar un cierto nivel de incertidumbre y un ambiente urbano, aunque para nada aburrido, puedes encontrar aquí una alternativa interesante.

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