jueves, 12 de febrero de 2015

La maldición de La Perla Negra

Una franquicia de 2.700.000.000 $ de beneficio.
Todo un filón.

Hola a todos. El otro día volví a ver, por circunstancias de la vida, “La maldición de la Perla Negra”, la primera película de la popular serie de Piratas del Caribe (sorprendentemente basada en una atracción de Disneyland, si no recuerdo mal). Total, que no vais a leer nada nuevo porque supongo que todo el mundo la ha visto pero, ya que estamos, me apetecía comentar lo que pienso de la susodicha.

Empezando por la conclusión diría que es una película entretenida, con un par de grandes personajes/actores pero que fuera de eso, hace aguas sin irse a pique.

Lo primero que siempre me llamó la atención, dado que se trata de una historia de ladrones, asesinos, maldiciones y muertos vivientes, es que fuera de Disney.
Los condicionantes autoimpuestas por la compañía hacen que no se pueda exprimir por completo el potencial siniestro de los fantasmas y que se tenga que incluir un humor más bien infantil o al menos, familiar. Llevar una historia de traiciones, motines, venganzas e insisto, muertos vivientes, al terreno del cine familiar no es sencillo y no estoy seguro de que la jugada haya salido redonda.
Sólo por poner un ejemplo de los muchos posibles, los personajes de Pintel y Ragetti (el pirata de “Parley” y su colega del ojo de madera) siempre me han chirriado y me parece que restan más que suman, ya que usan un humor bastante básico en una película que se hubiera podido beneficiar de algo más ingenioso y atrevido. Con esto no digo que la película hubiera tenido que ser más violenta o más picante, no creo que ese sea el espíritu de la historia (aunque la sugerencia y el doble sentido son inofensivos para los niños y divertidos para los adultos), sólo con que no hubiera sido obvio que determinados momentos estaban dirigidos a niños me hubiera bastado.

¡Bienvenida al Caribe!

Por otro lado está la exageración que inunda toda la película, tanto en las escenas de acción como en las interpretaciones. Esto no es para nada negativo y sí que encaja con el espíritu de la historia aunque a veces tengáis que echar mano de toda vuestra buena voluntad. ¿No dijo Burt Lancaster en “El temible burlón” que teníais que creer sólo la mitad de lo que vierais?; pues eso, sabéis que es mentira pero no importa. Estas historias son así.
Por otro lado sigo encontrando molesta la manía de hacer que los protagonistas lo hagan todo. ¿En un barco pirata tiene que gritar “¡Fuego!” la hija del gobernador? Ana María, ¿no te habían dado el barco?, ¿algo que decir en tu defensa? Hollywood, lo tomas o lo dejas.

En cuanto a la exageración en las interpretaciones, tres cuartos de lo mismo, ¿acaso serían piratas de la vieja escuela si no dijeran cosas como “Aye, aye, captain!” y “Arrr, shiver me timbers!”, no se rieran escandalosamente y rugieran de vez en cuando? Pues todo eso y más os lo ofrecen estos piratas, lo que es una suerte, porque los personajes más moderados y normales, como el herrero Turner o la hija del gobernador Swann, son más bien sositos en comparación y los dos piratas más piratas (Sparrow y Barbossa) se comen la pantalla cada vez que salen.
Barbossa es un pirata más clásico, así que Sparrow cuenta con la ventaja del elemento sorpresa de su excentricidad (o directamente locura) para inclinar la balanza a su favor. Por lo tanto, como ya dije alguna vez, este película es 66% - Sparrow, 34 % - Barbossa, 1% - Resto (margen de error del 1%).

Carcajada mirando al cielo. Como mandan los cánones.

La historia… está ahí y no se interpone demasiado en el camino de la acción y los chistes, que suponen un bombardeo continuo (unos buenos y otros malos de solemnidad; nuevamente como las lentejas, si quieres las tomas…).
A mí la parte del oro maldito me resulta sugerente, aunque podía haberse metido un poco en la avaricia y la ambición que nos corroen, por aquello de meter algún pensamiento en la historia o, al menos, que los niños aprendan valiosas lecciones, que esto es Disney, ¿no?
La historia de amor también podía haber estado bien si no hubiera resultado tan evidente y previsible. Plana, plana.

Cambiando de tercio dejaré caer que, como todas las películas que basan sus efectos especiales en el ordenador, enseguida se le notan los años y los esqueletos ya no parecen tan interesantes como en su día.

No es que queden mal, pero ya no quedan tan naturales, especialmente el movimiento.

La duración de unos 140 minutos resulta excesiva, en especial porque los huecos se llenan, insisto, con acción y chistes, lo que puede resultar agotador pero como el ritmo es bueno se puede soportar si estáis dispuestos a desconectar vuestra parte profunda y filosófica.

En definitiva, tenemos aquí una película de entretenimiento puro y duro, sin más ambición que divertir y sacar una montaña de botín más grande que el tesoro de la Isla de Muerta (¿no usan traductores profesionales de español para poner los nombres?).
Divertir lo consiguen (con la condición antes expuesta) gracias al dúo Depp – Rush y, a estas alturas creo que ya se han aburrido de ganar dinero, si es que uno puede cansarse de esas cosas.
¿Merece una franquicia? Para nada. La encuentro simpática, pero muy justita. Además, el resto de entregas no aportan nada novedoso a la fórmula.

¿Famosa? Sí ¿Buena? No tanto ¿Simpática? Mucho.

Hasta la próxima.

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