viernes, 19 de septiembre de 2014

Maléfica

El anuncio nos dice que "la historia se vuelve oscura".
Miente.

Hola a todos. Por fin he podido ver el que fuera uno de los bombazos cinematográficos de este verano, la revisión de “La bella durmiente” desde el punto de vista de la antagonista, “Maléfica” ("Maleficent", en el original).

La idea no puede resultar más interesante pero el resultado final, lamento decirlo, sí que podría serlo. Pero no nos adelantemos y vayamos por partes…

Brujería, maldad, amor y un dragón... ¿Cómo puede no resultar fascinante?
Pues no resulta.

La historia comienza con la relación de amistad-podría-ser-algo-más entre Maléfica un hada ingenua y feliz y Stefan, un joven humano normal y corriente.
Stefan, llevado por la avaricia, la traiciona y le corta las alas para poder llegar al trono, lo que justifica el odio de Maléfica por todo lo que huela a humano y desembocará en la celebérrima maldición sobre la hija del ahora rey Stefan.

Ahora bien, si bien este odio está justificado pero no me pareció muy justificado el giro de Maléfica contra su propio pueblo, volviéndose la tirana de las hadas. Por aquí se pasa de puntillas. La vemos sentarse en el “trono oscuro”, poner cara de mala y rodearse de su guardia de corps pero no la vemos oprimir a su pueblo ni su impacto sobre el reino feérico. Nada. Suponemos que Maléfica es muy mala, pero tampoco la vemos hacer nada realmente malo.

Parte de las tropas de Maléfica.
¿Plagio? No, no... Soy un original Walrog de las minas de Noria.

Pues eso, al cabo de los años nace la princesa Aurora, van las tres hadas buenas a darle tres bendiciones y Maléfica a maldecirla para castigar a su padre, que realmente es una de las pocas cosas injustas que le vemos hacer. Castigar a una niña por los pecados del padre.

Las tres hadas esconden a Aurora como una campesina en el bosque y la cuidan durante 16 años para intentar evitar la maldición. Todo esto sigue más o menos fielmente la versión que ya conocíamos.

He de decir que las tres hadas tratan de parecer graciosamente torpes pero se me hicieron francamente idiotas. Para hacer lo que hacen, sobran.

Aurora crece para convertirse en una doncella tan hermosa y anodina como se espera de una “princesa Disney”. Se encuentra con Maléfica y entonces entra la variación en la historia que no os voy a desvelar.

Aurora. Belleza ideal de la muerte, pero poco más.

¿Qué tenemos entonces? Tres hadas bobaliconas, una princesa florero, un príncipe florero que aparece luego para no hacer nada, un rey que ha sido convertido en el antagonista y una antagonista que no hace nada malo a pesar de llamarse Maléfica.
Para empezar, ¿quién le puso de nombre Maléfica si era un hada completamente normal y bondadosa hasta que la traicionan y mutilan?

Como os digo, la mayoría de personajes son esencialmente planos, con la posible excepción de Diaval, el cuervo de Maléfica, aunque la verdad es que su unión con esta sigue la ley del mínimo esfuerzo del guionista: “me has salvado la vida, te serviré para siempre”. ¿Ya está? Pues sí.
Como decía, siempre me daba la impresión de que Diaval estaba a punto de oponerse a Maléfica, de hacer de voz de la conciencia, de tomar alguna iniciativa y darle el contrapunto, o incluso tirarle los trastos, y eso le hacía interesante…
Lamentablemente no llega a hacer nada. Otro personaje desaprovechado.

Hadas que no sólo resultan evidentemente falsas sino que tampoco les encontré la más mínima gracia.

Entonces nos queda que la película está hecha para lucimiento exclusivo de Maléfica, que tampoco es lo que su leyenda nos dice que debería ser.
La idea de dar el punto de vista de Maléfica está ahí, pero se reduce a buscar otro antagonista, no a dar protagonismo a un personaje maligno para explicarnos qué es el mal.

El resto es lo que esperamos de una película Disney de este presupuesto. Estética muy cuidada, paisajes bonitos pero evidentemente irreales… Todo al servicio del poder del amor, que esto es Disney al fin y al cabo. El mensaje final no cambia realmente y no creais que dice gran cosa.
En general no le deis muchas vueltas al argumento y a todo lo que pasa porque empiezan a aparecer las grietas y hace aguas.

Paisaje bonito pero algo no encaja.
Puede que sea voluntario para darle un aspecto más onírico y feérico.

Al final es una película que se ve con facilidad pero me va resultar igual de fácil olvidarla. Una lástima, porque la idea era inmejorable y había medios, pero mucho me temo que Disney siempre será Disney para lo bueno y para lo malo.

Si queréis ver cómo se le da la vuelta de verdad a un cuento clásico, aunque en una versión nada recomendable para niños, os recomiendo leer “El último deseo” de A. Sapkowski. Sólo las reflexiones acerca del mal menor o el poder de la fe frente a la incredulidad, valen lo que dos Maléficas.

En definitiva, se deja ver pero podía haber dado mucho más de sí. Decepcionante.

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